El estancamiento político de España ha provocado advertencias de las empresas sobre las consecuencias de un «vacío de poder» en Madrid y augura dificultades para cumplir con parte de la agenda de la UE.
Aunque el intento fallido del partido de extrema derecha Vox, contrario a la UE, de llegar al poder fue recibido con alegría en Bruselas, ni la derecha ni la izquierda tienen ahora un camino despejado para formar Gobierno.
Mientras Madrid ocupa la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la UE, la falta de liderazgo genera incertidumbre.
A los líderes empresariales, por su parte, interesados en la estabilidad política y en las rebajas fiscales, les preocupa que el estancamiento postelectoral obstaculice los esfuerzos por reducir la enorme deuda pública española.
Se preparan para semanas de negociaciones impredecibles sobre posibles pactos parlamentarios. «No podemos permitirnos perder el tiempo en una situación en la que se percibe que la economía se ralentiza y se avecina una posible recesión», reconoce Manuel Pérez-Sala, presidente del Círculo de Empresarios, uno de los mayores lobbies empresariales de España.
Sin embargo, el FMI aumentó el martes su previsión de crecimiento del PIB español para este año del 1,5% al 2,5%. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones, anunció que se prevé que España crezca «casi tres veces más rápido» que la media de la eurozona del 0,9%.
Sánchez parece tener más posibilidades de alcanzar la mayoría absoluta necesaria para formar gobierno. Pero necesitaría la ayuda de un partido separatista catalán.
Aunque el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo fue el que obtuvo más escaños, contra todo pronóstico, no logró la mayoría ni siquiera sumando los escaños de Vox. En los dos últimos días, algunos de los posibles aliados de Feijóo han declarado que no se aliarían con Vox.
Si nadie consigue reunir votos suficientes para formar un gobierno viable, España tendrá que convocar unas nuevas elecciones en diciembre o enero, lo que supondría la tercera repetición de elecciones en ocho años.
Estos son los retos que plantea el estancamiento para la economía, las empresas y Bruselas.
Acordar nuevas normas fiscales de la UE
Durante su presidencia de la UE, España tiene la tarea de llegar a un acuerdo sobre una serie de cambios críticos -y políticamente complejos- de las normas fiscales del bloque.
Aunque la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que supervisa las normas nacionales de gasto de los Estados miembros, es una prioridad de la Comisión, ha suscitado numerosas disputas entre los distintos países.
Berlín quiere una normativa única y vinculante para hacer frente a la elevada deuda pública, mientras que París defiende una mayor flexibilidad. Muchos en Bruselas esperaban que España buscara un compromiso.
Madrid se juega mucho. Estará sometida a una fuerte presión para reducir su déficit presupuestario, que el año pasado fue del 4,8% del PIB, frente al límite máximo a largo plazo de la UE del 3%.
En opinión de Ignacio de la Torre, economista jefe del banco de inversión Arcano, «el problema es que la UE y las empresas quieren ver un plan, una hoja de ruta para reducir el déficit en cinco años y con un Gobierno en funciones no lo van a conseguir».
Incluso si Sánchez reuniera los votos suficientes para convertirse en presidente del Gobierno, De la Torre opina que no habría garantías de que los mismos partidos le apoyaran en otras votaciones parlamentarias, especialmente las que implican subidas de impuestos o recortes del gasto. «Así que te hacen presidente del Gobierno, ¿y luego qué pasa si al mes siguiente no puedes aprobar los Presupuestos?», se pregunta.
Una presidencia de la UE distraída
El papel de Madrid como presidente del Consejo de la UE es más importante de lo habitual porque las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 significan que la mayor parte del trabajo legislativo se paralizará a principios del próximo año antes de la votación de junio.
El trabajo de España implica presidir reuniones ministeriales y encontrar compromisos entre los Estados miembros y el Parlamento Europeo, y ha dicho que quiere llegar a acuerdos en más de 100 de los 200 expedientes legislativos que siguen abiertos. Uno de los más importantes es un nuevo pacto sobre asilo y migración.
Un funcionario de la UE afirmó que la administración en funciones podrá ejercer todas las responsabilidades de la presidencia. «No habrá grandes cambios. Todo seguirá igual», explicó.
Pero a algunos les preocupa que un gobierno provisional en Madrid, centrado casi exclusivamente en la formación de un nuevo Ejecutivo o en la repetición de las elecciones, no sea capaz de centrar su atención en estos aspectos.
Miguel Ferrer, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española para una Economía Digital, afirmó que «el vacío de poder político… podría enturbiar el liderazgo de España y dificultar la presentación de sus ideas a otros miembros de la UE».
Liderar los esfuerzos de la UE sobre Ucrania
La UE estudia aprobar un fondo de 20.000 millones de euros para financiar el suministro de armas a Ucrania durante los próximos cuatro años. Pero tanto la estrategia a largo plazo como el precio relativamente alto han inquietado a algunos Estados miembros. Madrid tiene ahora la responsabilidad de liderar los esfuerzos para convencerles de que lo suscriban.
Ucrania también se enfrenta este otoño a un momento decisivo en su proceso de adhesión a la UE. En octubre, Sánchez o su sucesor presidirán una reunión especial de los líderes de la UE en Granada en la que se debatirán los avances de Ucrania hacia la apertura de negociaciones formales de adhesión.
Kiev está presionando para que la UE acepte iniciar estas negociaciones a finales de año, una decisión que parece la más trascendental bajo la presidencia española del bloque.
Avances en las reformas energéticas de la UE
España es uno de los pioneros europeos de la energía eólica y solar, en parte porque alberga a multinacionales de energías renovables como Iberdrola y Acciona, pero también porque atrae mucha inversión extranjera.
Sin embargo, este bloqueo político darán a las empresas más razones para aplazar las grandes decisiones.
El Gobierno de Sánchez ha sido un firme defensor tanto de la transición a una energía más verde como de la reforma del mercado eléctrico de la UE. Las reformas eléctricas pretenden crear un mercado estable que pueda hacer frente a la volatilidad de las perturbaciones del suministro, como la guerra de Ucrania, y al crecimiento de la energía renovable.
Pero los avances se han visto frenados por las disputas entre Francia y Alemania sobre las reformas y sobre si deben permitirse las subvenciones estatales a instalaciones como las centrales nucleares francesas.
Durante el primer mes de presidencia española de la UE, Teresa Ribera, ministra española para la Transición Ecológica, ha desempeñado un papel fundamental para que Berlín y París lleguen a un acuerdo. En una reunión de ministros celebrada en Valladolid, franceses y alemanes reconocieron que se había avanzado hacia un consenso. Pero ahora es poco probable que esto se resuelva hasta después de las vacaciones estivales.
Sin embargo, los malos resultados de Vox eliminan la posibilidad de que el partido lleve a la escena europea su negación del cambio climático provocado por el hombre. En opinión de Mujtaba Rahman, director general para Europa de Eurasia Group, esto «frenaría la idea de que es inevitable que la extrema derecha se imponga a la UE en las elecciones del año que viene».
Fuente: Expansión