La opción de retirar a tiempo el 155 para sumar al PNV, cada vez más inverosímil.
La decisión de la Audiencia territorial de Schweslig-Holstein de no juzgar a Carles Puigdemont por el delito de “rebelión”, que sí aprecia el magistrado español Pablo Llarena, ha dejado al Gobierno sin apenas opciones para aprobar los Presupuestos. Fuentes parlamentarias conocedoras de la negociación ven “impensable” que el PNV, que vincula su apoyo a la retirada del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, “pueda cambiar de opinión” a tiempo “sin que sus propios votantes se les echen encima”.
“Tenemos la impresión de que el proyecto puede caer incluso en el debate de totalidad”, explican las fuentes, recordando que ese Pleno se celebrará en dos semanas y media, el 26 de abril. Parece inverosímil que, para entonces, los partidos independentistas puedan haber concretado la candidatura de alguien sin problemas judiciales para presidir la Generalitat de Cataluña. Esa opción, de hecho, queda casi descartada tras la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, de celebrar un Pleno de investidura este viernes con el encarcelado Jordi Sànchez como protagonista.
El PNV, por su parte, guarda silencio estos días, aunque desde octubre, cuando se celebró el referéndum ilegal y se aprobó la aplicación del 155, ha repetido por activa y por pasiva que Moncloa debe buscar los cinco votos que le faltan para aprobar las Cuentas en otro caladero. El portavoz en el Congreso de la formación jeltzale, Aitor Esteban, evita incluso comparecer ante los medios tras la Junta de Portavoces de los martes, prueba evidente de que el asunto de las Cuentas le resulta incómodo y le puede poner en serios aprietos en el País Vasco con su competidor en las encuestas, Bildu.
Mientras, el Ejecutivo ha decidido pasar a la acción y presentar el anteproyecto, con la esperanza –cada vez más vana– de que algún acontecimiento en Cataluña haga cambiar in extremis el sentido del voto del PNV. En lo referente a esto, esperan que en el debate de enmiendas los nacionalistas ayuden a tumbar los vetos previsibles de PSOE, Podemos y los nacionalistas catalanes para, a finales de mayo, brindar un apoyo explícito al Presupuesto en la votación definitiva del Congreso.
Todo por decreto
La hipotética caída en desgracia de las Cuentas no cogerá desprevenido al Ejecutivo, que siempre contempló la hipótesis de la prórroga como la más plausible desde que se produjeron disturbios el 1-O. Asume, por un lado, que queda “muy tocado” por la incapacidad de sacar adelante el proyecto que debe ser motor del resto de políticas. Pero también reconoce que le viene bien a efectos de consolidación fiscal –la inversión en obra pública no subirá–, por un lado, y a la hora de retratar a la oposición, que tendrá que pronunciarse en el Congreso de manera concreta sobre la subida de las pensiones, el alza salarial a funcionarios o las rebajas de IRPF.
Porque el objetivo, si fallan los Presupuestos, es el de sacar adelante las principales medidas a través de decreto, y formaciones como el PSOE –e incluso PDeCat– tendrán complicado oponerse a los caramelos que incluía el anteproyecto más expansivo en diez años.
Fuente: ElEconomista.es