La concentración de grandes fortunas eleva el gravamen medio por lo que la presión fiscal oscila entre regiones del 14,78% al 20,60% y alcanza el 27% en alguna población.
Los madrileños son los contribuyentes que disfrutan del impuesto sobre la renta más bajo de toda España, al menos a tenor del tipo marginal máximo, que se sitúa en el 43,5% frente al 48% que se llega a abonar en Cataluña, Comunidad Valenciana, Asturias, La Rioja o Cantabria. Pese a ello, el tipo medio efectivo que se acaba abonando en Madrid es el más alto de todos, según los últimos datos por territorios publicados por la Agencia Tributaria, lo que se explica por la fuerte diferencia de rentas entre comunidades.
Según la estadística de declarantes por regiones del fisco referente a 2017, el contribuyente medio que habita en municipios españoles de más de 1.000 habitantes recibe una renta bruta anual de 26.618 euros al año. De ellos, cada vecino abona unos 4.784 euros en impuestos, entendidos por Hacienda como la suma entre la cuota resultante de la declaración del IRPF y las cotizaciones sociales del trabajo por cuenta ajena. Como resultado, acaba conservando en su bolsillo 21.834 euros en concepto de renta neta disponible. Es decir, que la presión fiscal que soporta el contribuyente medio se sitúa en el 17,97%.
Sin embargo, la cifra oscila con fuerza por territorios, alcanzando el 20,60% en Madrid y solo el 14,78% de Extremadura, pese a que esta última región aplica un tipo marginal de IRPF del 47,5%, cuatro puntos superior al que fija la primera. Para empezar, entre los 35.067 euros de renta bruta media que reciben los madrileños y los 19.870 euros que cobran los extremeños se da un salto de 15.197 euros de renta. A partir de ahí, la tributación media por declarante en la Comunidad de Madrid asciende a 7.224 euros mientras que en Extremadura es de 2.936 euros, es decir, 4.288 euros inferior. La gran diferencia, sin embargo, radica en la concentración de riqueza en una autonomía frente a la otra.
En concreto, en 2017 residían en Madrid 239.272 contribuyentes con rentas superiores a los 60.000 euros, el umbral a partir del que se aplica el tramo de IRPF estatal más alto, del 22,5%, al que se añade el autonómico vigente en cada región, mientras que en Extremadura solo había 8.296 habitantes con ingresos de este volumen. Es decir, que Madrid acapara el 39,2% de todos los contribuyentes españoles que ven parte de su renta sujeta al tipo marginal máximo, mientras que en Extremadura solo habita el 1%.
Las diferencias son aún más extremas si se compara el municipio con la renta bruta más alta, Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde se perciben 72.899 euros de media al año de los que se abonan 19.714 euros en tributos, y la población con menores ingresos medios, Zahínos (Badajoz), donde se cobran 11.480 euros y se pagan 896 euros en impuestos. Es decir, que el tipo medio efectivo oscila entre el 27,04% y el 7,8%. Paradójicamente, sin embargo, hay poblaciones con rentas brutas superiores a Zahínos y una presión fiscal inferior, como es el caso de Carrizosa (13.274 euros de ingresos medios y 7,71% de gravamen), entre otros factores porque pertenece a Castilla-La Mancha donde el tipo marginal de IRPF es inferior al extremeño.
Este pulso entre el número de grandes fortunas residentes y el tipo de impuesto aplicado por la región, hace que Aragón sea la séptima comunidad con mayor renta bruta pero la quinta en la que más se tributa; que los valencianos sean los novenos que más cobran pero los sextos en tributación; o que Castilla y León (con el IRPF más bajo por detrás de Madrid) esté en undécima posición de rentas pero caiga a la decimocuarta en tributación.
Fuente: Cincodías.com