El sector advierte de que una nueva subida de impuestos, aunque sea pequeña, provocará destrucción de tejido empresarial y de empleo.
La recaudación por impuestos especiales aplicables al alcohol y bebidas derivadas cayó un 3,9% en 2013, alcanzando sólo 715 millones de euros frente a los 745 del año anterior, según los datos publicados por la Agencia Tributaria.
«Los datos son claros, la recaudación de bebidas espirituosas por impuestos especiales cayó un 3,9% como consecuencia de la caída en el consumo y demuestra que la subida de impuestos especiales tuvo un claro impacto en el consumo de nuestros productos, que se desplomó un 8%», ha explicado el director ejecutivo de FEBE, Bosco Torremocha en un comunicado.
Además, la mayoría de los indicadores económicos y de consumo tuvieron una evolución positiva a lo largo de 2013, mientras el consumo de bebidas espirituosas cayó un 8%, con lo que acumula un retroceso que supera ya el 40% desde el comienzo de la crisis.
«Lo grave no es acumular una caída superior al 40% durante la crisis, con las desastrosas consecuencias que ha tenido sobre el cierre de pequeñas empresas del sector, destrucción de empleo y caída de recaudación. Lo verdaderamente preocupante es que cuando los indicadores empiezan a repuntar, nuestro sector acelera aún más su caída debido a una regulación y unas medidas que han alterado la competencia», ha señalado Bosco Torremocha.
ABOGA POR UN IMPUESTO «EQUITATIVO» COMO PROPONE EL INFORME LAGARES
Por ello, la industria de las bebidas espirituosas aboga por establecer una imposición más equitativa, como ha propuesto el comité de expertos del Informe Lagares en uno de los puntos, ya que destaca que la carga fiscal por impuesto especial de los espirituosos es 4,6 veces mayor que por ejemplo la de la cerveza.
«La actual estructura del impuesto especial está cambiando la realidad del mercado. El Gobierno está ante una oportunidad única para reformar este impuesto, hacerlo más equitativo, como recomienda el informe de los expertos, y recaudar más», ha destacado.
Bosco Torremocha ha reiterado que «una subida no impacta igual en un sector que en otro». «Las bebidas espirituosas llevamos cayendo desde 2001. Si se suben los impuestos, aunque sea un poco, a un sector ya muy débil y compuesto sobre todo por pequeñas y medianas empresas familiares con recursos limitados, las consecuencias son inmediatas: destrucción de tejido empresarial y de empleo», ha indicado.
«Otras bebidas alcohólicas, sin embargo, cuentan con una industria más concentrada y con mayores márgenes, por lo que si una subida busca recaudar más tendrá que atender a la realidad del mercado», ha denunciado.
Fuente: ElEconomista.es