Los nuevos vehículos que se están poniendo en circulación en España cada vez emiten más CO2, elemento contra el que están luchando las instituciones públicas por sus efectos nocivos y su contribución al cambio climático.
Así lo demuestran los datos de la Agencia Tributaria, que está viéndose beneficiada por esta circunstancia, ya que está elevando la recaudación por el impuesto de matriculación, que grava en función del dióxido de carbono.
Así, en el mes de julio y sobre todo en agosto, la aportación media por coche vendido se ha disparado hasta los 412 euros, una cifra no vista desde hace más de cinco años.
Además, la cuota de vehículos exentos de pagar este tributo (todos aquellos que emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro) se ha reducido hasta el 62%, nivel que no se registraba desde antes de 2013. Hacienda empezó a cobrar desde 2008 en función de las emisiones de cada vehículo.
Se rompe la tendencia histórica
Este nuevo fenómeno rompe la tendencia histórica. Hasta este año, el número de vehículos por debajo del mínimo exento de tributar en el impuesto de matriculación siempre había ido en aumento (cada vez, los coches nuevos vendidos emitían menos CO2), algo que ha cambiado repentinamente.
Aunque los datos tributarios de agosto son especialmente relevantes, ya que se trata de un mes récord en ventas por las ofertas lanzadas por el sector antes de que entrara en vigor las nueva normativa impuesta por Bruselas, la tendencia hacia un mayor número de vehículos emisores de CO2 es cada vez más pronunciada.
Estos datos de 2018 contrastan con los obtenidos en la primera mitad de 2017. Hace un año, la aportación media por vehículo bajó a mínimos: estaba por debajo de 300 euros, con lo que ha repuntado en un año casi un 40%. Además, los coches exentos de tributar por matriculaciones llegaron a rozar el 80% del total el año pasado.
Detrás de este repunte está el hundimiento de ventas de vehículos diésel, que están siendo sustituidos por automóviles propulsados por gasolina, cuyas emisiones de CO2 son superiores a las de sus homólogos movidos por gasóleo. Los vehículos alternativos aún son un porcentaje residual.
La campaña contra el diésel, promovida, entre otros, por algunos miembros del actual Gobierno, como la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, con la intención de eliminar esta tecnología por sus efectos contaminantes, está generando un efecto medioambiental contraproducente, a tenor de los datos que muestra Hacienda.
Hay un alto porcentaje de coches que en diésel estarían exentos y sin embargo al pasar a gasolina no ocurre lo mismo (los de gama media). Por ello, al contabilizar el total de automóviles diésel la recaudación media crece con fuerza, ya que dentro de este grupo muchos de los que antes no pagaban ya no están. Esos vehículos de gama media que se han pasado a gasolina sí tiene que tributar en la mayoría de los casos por emitir más CO2, con lo que la recaudación global crece.
Mientras los vehículos diésel están experimentando una caída media del 15% en lo que va de 2018, los automóviles de gasolina aumentan más de un 40%, tal y como detalla la asociación Aniacam. Las diferentes patronales del sector automovilístico, como Anfac, Ganvam o Faconauto, vienen advirtiendo desde principios de verano de que los vehículos de gasolina emiten más CO2 que sus homólogos propulsados por gasóleo.
Esta reacción del sector automovilístico surgió después de que la ministra Ribera dijera que el diésel «tenía los días contados». Tras algunos mensajes contradictorios de los miembros del Gobierno respecto al aumento de la tributación de este carburante, la ministra de Hacienda aseguraba la semana pasada que el impuesto al diésel subirá menos de cuatro céntimos por litro de gasóleo.
Además, cabe destacar que los vehículos de gran cilindrada, conocidos como SUV o ‘crossover’, cada vez son más demandados, lo que genera que el nuevo parque automovilístico cada vez sea también más contaminante, sobre todo si —como está sucediendo— el usuario opta más por la modalidad de gasolina.
Todo ello se enmarca en un escenario de reforma de la tributación del automóvil, que en estos momento está debatiendo el Gobierno, tal y como adelantó El Confidencial.
A partir de este mes de septiembre, la medición de las emisiones de los vehículos ha cambiado por mandato de Bruselas. El nuevo protocolo es más exigente y fue una iniciativa lanzada tras el escándalo de Volkswagen con el ‘dieselgate’. No obstante, el Gobierno eximirá hasta 2021 a una gran parte de los vehículos que se vean afectados por unas mayores exigencias tributarias debido a este impuesto.
Fuente: ElConfidencial.com