La compañía trasladó buena parte de su negocio a Irlanda donde paga ocho veces más. Pagó 127 millones por sus beneficios en 2018, de los que el 80% los desembolsa en EEUU.
Grifols, la mayor farmacéutica española y una de las compañías catalanas más representativas, apenas paga impuestos en nuestro país. Los datos sobre su factura fiscal por países, conocidos ahora por primera vez, demuestran lo que era un secreto a voces desde que la compañía decidiera en 2015 trasladar a Dublín la tesorería y buena parte de su negocio. Según los datos de su fiscalidad a los que le obliga publicar ahora la nueva ley de información no financiera en su informe de gestión, Grifols paga ahora la mayoría de sus impuestos en EEUU y en Irlanda.
En total, la farmacéutica pagó en impuestos por beneficios el año pasado un total de 127,9 millones de euros. De estos, solo 1,8 millones los pagó en España, lo que supone un 1,4% del total. La compañía asegura en el informe que en España el beneficio obtenido en 2018 después de impuestos fue de 9,7 millones de euros.
El país donde Grifols pagó más impuestos fue EEUU, donde desembolsó 102,7 millones, el 80% del total. En este país, la compañía de hemoderivados obtuvo 462,3 millones de euros de beneficios después de impuestos el año pasado. Tras EEUU, aparece Irlanda, donde la compañía pagó 14,7 millones, ocho veces más que en España, y el 11,5% del total. En Irlanda, Grifols ganó 40,3 millones después de impuestos en 2018. En el resto de países, según la información de la compañía, Grifols pagó 8,7 millones de euros en impuestos y ganó 25 millones de euros.
La compañía afirma que la aportación fiscal directa en 2018 fue de 372 millones de euros. Esta cantidad incluye los impuestos directos como el impuesto de sociedades, cuotas a la seguridad social e impuestos sobre productos y servicios y los medioambientales.
Traslado a Irlanda
Desde su llegada a Irlanda hace cuatro años, poco se sabe de la manera en que Grifols ha reestructurado su negocio para poder beneficiarse de los encantos fiscales del Tigre Celta. Fuentes oficiales de la compañía aseguraron en su momento a elEconomista que la razón de su idilio con Irlanda se debe al «mejor acceso al mercado de capitales, cultura financiera e idioma, pero nada más», apuntaron. «Sólo el producto que no vaya para el mercado de EEUU ni para España se produce en Irlanda», indicaron.
La sede social y las decisiones se siguen tomando en Sant Cugat del Vallès, insisten desde la farmacéutico. Según publicó en su día el diario El País, el grupo se vale desde entonces del centro de operaciones global de Irlanda para realizar toda la facturación que no se dirija a EEUU y a España. «Desde Irlanda no se factura al resto de países», responden desde Grifols. «En cuanto a la tesorería, no tiene ningún impacto fiscal el tenerla en Irlanda», añaden.
Grifols subrayó en su momento que los factores para escoger Dublín como centro de operaciones habían sido la estabilidad del «marco legal y regulatorio» y la facilidad para establecerse físicamente en el país. No en vano, el Gobierno irlandés ya tiene en vigor un nuevo tipo reducido del impuesto de sociedades de tan sólo el 6,25% que se aplica a todo el beneficio generado por la inversión en I+D que haga cualquier compañía con residencia en Irlanda. Un requisito que la compañía catalana cumple, en principio, sin problemas.
Fuente: ElEconomista.es