La Agencia Tributaria termina una investigación a la filial española del gigante estadounidense, que incluyó el registro de su sede, con el abono de 2,7 millones y 0,3 adicionales por intereses.
El grupo Google ha logrado despachar la mayor inspección fiscal a la que ha sido sometido en España hasta la fecha con un pago a Hacienda de apenas 3 millones de euros, según se desprende de las últimas cuentas que ha presentado en el Registro Mercantil.
La Agencia Tributaria llegó a lograr permiso judicial en 2016 para registrar la sede central del gigante tecnológico en España con la sospecha de que eludía impuestos, pero el resultado ha sido insignificante para las expectativas generadas.
Según informa Google Spain Sociedad Limitada, como se denomina la filial española, la inspección tributaria de los años 2011 a 2015 -que incluyó el registro de su sede central- ha concluido ya a cierre de diciembre de 2017, último ejercicio contable conocido. Admite que ha pagado por «gasto por impuesto corriente de años anteriores» un total de 2,76 millones, a los que hay que añadir un pago de 321.178 euros a Hacienda por intereses de ese Impuesto de Sociedades pagado con retraso. En total, 3 millones que han hecho que el pago de impuestos de la empresa en 2017 ascienda a nueve millones, frente a los 6,5 millones del año anterior.
Esta regularización no será previsiblemente la última, puesto que la empresa admite que están en revisión actualmente el impuesto de sociedades e IVA de 2016 y 2017, pero muestra la dificultad que tiene la Agencia Tributaria para aumentar la factura fiscal de este gigante tecnológico con la normativa vigente. Fuentes de la filial española sostienen habitualmente que «Google paga impuestos en todos los países en los que opera» y, en este caso, ha tenido que abonar más de lo que había previsto, pero sin alterar apenas su balance en España.
Google Spain asegura que obtuvo unos beneficios antes de impuestos en 2017 de 25 millones de euros, ligeramente por debajo de los 25,95 millones cosechados el año anterior. Sus ingresos aumentaron, en contraste, al pasar de 92,3 millones a al 96, aunque a menor ritmo que en años precedentes. Su fórmula sigue consistiendo en basar sus ingresos en un «servicio de marketing e investigación y desarrollo» prestado a su matriz, Google Irlanda, que es el brazo central de la multinacional en la Unión Europea.
La firma auditora EY no pone objeciones tras haber revisado expresamente, según su informe, esta relación con la matriz y tras «realizar preguntas a la dirección sobre sus asuntos fiscales».
Tanto el anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, como la actual, María Jesús Montero, han pretendido modificar la normativa que hace pagar pocos impuestos a Google, pero sin éxito. Sobre todo no hay acuerdo en la UE por temor alemán a que crear una tasa Google sea contraproducente para la necesaria digitalización de la economía.
Fuente: ElMundo.es