El menor dinamismo de la economía reduce el ritmo de crecimiento de los ingresos a poco más del 2% y afecta especialmente al IVA.

Menos consumo, menos crecimiento y menos recaudación por impuestos. La desaceleración que sufre la economía también se deja notar en la evolución de los ingresos tributarios, que en el acumulado hasta el mes de septiembre apenas crecen un 2,2% cuando en el mismo periodo del año pasado repuntaban casi un 8%.

De hecho, la moderación es tan notable que si se mantiene esta velocidad de crecimiento habría que remontarse hasta 2013, en plena crisis, para encontrar un nivel inferior, aunque la Agencia Tributaria considera que es poco probable que esto se llegue a producir dados los repuntes que habitualmente registran Sociedades e IRPF en la segunda mitad del año.

Pero en todo caso, lo que resulta evidente es que los impuestos se están comportando peor, y el IVA es el mejor ejemplo de ello. Hasta septiembre sólo creció un 2,4%, muy por debajo del 12,2% del año pasado y afectado directamente por el menor dinamismo del consumo. «Los impuestos suelen acompañar mucho a la demanda interna, y la demanda interna renquea», explican fuentes tributarias, que subrayan una situación fundamental para el impuesto sobre el valor añadido: la caída en la venta de viviendas nuevas y la consecuente merma en los ingresos por esta figura.

La Agencia Tributaria, por su parte, señala que en la situación del Impuesto sobre el Valor Añadido hay que tener en cuenta la evolución de las devoluciones, aspecto que condiciona el comportamiento del impuesto, y añaden que los ingresos brutos de la figura están mostrando un buen comportamiento. Esto es, relativizan el impacto de la desaceleración sobre la recaudación. Algo similar, prosiguen desde Hacienda, ocurre con el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, aunque en este caso el condicionante es la devolución del IRPF de las prestaciones de maternidad y paternidad. Lo que dicen las cifras es que los ingresos por esta figura crecieron un 4% en los nueve primeros meses del año, muy lejos del 8% del pasado ejercicio.

Y en cuanto a Sociedades, los 8.440 millones de euros que acumula esta figura hasta septiembre están incluso por debajo de los 8.722 millones de septiembre de 2018. La evolución de este impuesto depende en gran medida del pago fraccionado de octubre, esto es, del próximo mes del que se conocerán datos, pero el punto de partida es de un -3,2% respecto al año pasado.

Con todas estas cifras, además de con el incremento de los Impuestos Especiales y la fuerte reducción de los denominados resto de ingresos, se completan los 149.221 millones de euros que la Agencia Tributaria ha recaudado ya y que representan el mencionado y leve avance de un 2,2% respecto a los 146.014 millones de 2018.

Los datos, cierto es, permitirán a España alcanzar un nuevo máximo histórico de recaudación, pero es igual de cierto que los números finales difícilmente alcanzarán las previsiones del Gobierno.

En este sentido, los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) apuntaban ya el pasado mes de octubre que la recaudación registrará un «agujero» de 8.734 millones respecto a la «sobreestimación» del Ejecutivo de Pedro Sánchez. En concreto, el Ministerio de Hacienda estima que la recaudación a final de año será de 221.692 millones, mientras que Gestha afirma que el dato se quedará en 212.958 millones. Una cifra que, por cierto, supondría un avance anual de un 2% y que de cumplirse confirmaría que, efectivamente, el ritmo de crecimiento es el más bajo desde la crisis.