Tal y como se esperaba, los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro han validado el borrador de presupuestos que el Gobierno de Mariano Rajoy envió a Bruselas el 1 de mayo y que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez asumió nada más asumir el poder. Incluso han aplaudido la intervención y el compromiso con la estabilidad presupuestaria de la ministra de Economía, Nadia Calviño, que el jueves se estrenaba en el Eurogrupo, según ha confirmado su presidente, Mario Centeno. Pero los ministros económicos de la eurozona han lanzado una advertencia: están incómodos por la falta de ajustes fiscales estructurales en 2018.
«El Eurogrupo recuerda que en su comunicado de diciembre de 2017 mostró su preocupación sobre el limitado ajuste fiscal estructural esperado en 2018 en algunos Estados Miembros, en el contexto de condiciones económicas favorables, a la vez que toma nota de la persistencia de las herencias de la crisis en algunas áreas», afirma el comunicado específico sobre el borrador presupuestario español, publicado en la madrugada del jueves al viernes.
Previamente, en el mismo comunicado, el Eurogrupo señala que «el borrador presupuestario de España cumple en líneas generales con los requisitos» de las normas fiscales de la UE y señala que, según las previsiones de la Comisión, el déficit público se situará por debajo del 3% del PIB este año.
Sin embargo, a continuación añade que este se situará por encima del objetivo marcado por la UE, del 2,2%, y advierte de que «espera que el balance estructural de España se deteriore en 2018».
En una rueda de prensa, Pierre Moscovici, comisario de Economía, ha dicho que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene un gran espíritu europeo, pero que también debe respetar las normas y hacer un esfuerzo fiscal estructural «significativo» para el año que viene.
Con estas menciones, la UE prepara ya el terreno para lo que será la próxima batalla presupuestaria con España: los presupuestos de 2019. Para el próximo ejercicio, la Comisión Europea reclama a España el equivalente al 0,65% del PIB (unos 7.500 millones de euros) en ajustes estructurales.
Los ajustes estructurales son aquellos que sirven para reducir el déficit público de forma permanente, independientemente del ciclo económico, y tanto pueden ser de reducción de gasto como de incremento de ingresos. La clave es que se saneen las cuentas públicas y se pueda seguir reduciendo el elevado nivel de deuda pública y generar margen fiscal -ahora muy pequeño- para cuando la próxima crisis económica golpee de nuevo.
España entró en la crisis actual del euro con unos niveles de deuda cercanos al 35% del PIB. Ahora ronda el 100% del PIB.
Fuente: Expansión.com