Jesús Gascón afirma que “no nos podemos quedar atrás” en ofrecer soluciones ante la deslocalización y la digitalización.
Los países de nuestro entorno buscan soluciones tributarias para hacer frente a la globalización y a la digitalización. Jesús Gascón, director general de la Agencia Tributaria, estima que “nosotros no podemos quedarnos atrás. La gran apuesta era el impuesto sobre las empresas digitales, que ha decaído con la disolución de las Cortes, y si no se resucita habrá que buscar soluciones”.
En su intervención en las II Jornadas sobre Justicia Social y Fiscalidad, organizadas por UGT, Gascón ha apuntado que “la recaudación de los impuestos sobre sociedades (IS) tiene que alcanzar unos porcentajes significativos, porque si no, esa carga fiscal recaerá sobre otros colectivos ya sobregravados”.
“El problema es que luchar contra la planificación fiscal agresiva y la deslocalización es muy complicado y máxime cuando el entorno internacional no favorece la cooperación”, ha afirmado. La competencia entre países es más dura que nunca, a pesar de los avances y de ciertas reglas en el ámbito de la UE y de la Ocde, puesto que “existe una competencia, a veces desleal, entre los países, que compiten por las bases imposibles y, en ocasiones se va más allá de lo que sería la competencia legítima ente territorios”.
En los países comunitarios, las rentas del trabajo son las que se gravan preferentemente, pero van declinando en relación con el PIB. Además, la tendencia es rebajar la tributación de las rentas de capital y “si seguimos haciéndolo en un futuro no sé qué vamos a gravar”, apostilló el director de la Aeat.
Hay abiertos debates sobre gravámenes alternativos, como es el de los robots, pero el problema está en los intangibles, en los algoritmos. Esta tributación podría venirle muy bien a España para compensar la caída de recaudación que sufre la Seguridad Social con el cambio de modelo de empleo, pero, las mayores rentabilidades asociadas a activos proceden de los intangibles, que son deslocalizables y muchas veces, patrimonio de un número muy reducido de empresas globales, que eligen donde quieren tributar.
El IS está en crisis, en la mayoría de los países. En España representa algo menos del 2 por ciento sobre el PIB. En Francia, Alemania, Reino Unido o Italia tampoco recaudan mucho más. Los ganadores son los países con regímenes preferenciales y tipos superreducidos. Por ello, se busca una nueva generación de impuestos, complementarios con el IS, que busca la igualación.
Soluciones dispares
Hay países que ya gravan establecimientos permanentes digitales,si hay una cierta presencia en el país, lo que va en contra de lo la tributación internacional tradicional y los precios de transferencia. Los hay que gravan la publicidad online, como pretende España. Otros, sobre todo anglosajones, gravan el desvío de beneficios con cláusulas antiabuso convertidas en impuestos, que se aplican solo cuando se paga muy poco por el IS.
Los americanos gravan la deslocalización de intangibles. Es un impuesto muy complejo, sobre las filiales externas de las empresas con rentabilidades muy altas en otro país. Si el tipo del IS de este país es inferior al 18 por ciento, los americanos proceden a gravarlo.
Los británicos tienen un impuesto que persigue transparentar la política de precios de transferencia con unos indicadores que cumplir.
Por otra lado, se estudia el IVA personalizado, pero ningún país está aún en condiciones de gestionarlo por su elevada su complejidad.
Fuente: ElEconomista.es