Los bancos presentan sus resultados trimestrales esta semana, pero el tema protagonista continúa siendo la amenaza de un impuesto para el sector. Al menos, los bancos de inversión están más preocupados en interiorizar en sus cálculos el coste impositivo que las expectativas de beneficios de las grandes entidades.
Pedro Sánchez, que apuntó a este impuesto por primera vez en enero, ha insistido una y otra vez en ello. El presidente del Gobierno ha encomendado a Hacienda esta tarea, que recae en la Dirección General de Tributos (DGT). Aunque el ministerio de María Jesús Montero lo ha relegado a una segunda fase, después de imponer una tasa efectiva mínima de sociedades y la tasa a las tecnológicas, es la máxima preocupación de los analistas de banca.
En el sector hay confianza en que no salga adelante porque se diluya en la fase de análisis o, en última instancia, por la fragmentación del Parlamento. Aun así, aumenta la preocupación. No en vano, se puede llevar por delante entre un 2% y un 10% del beneficio de las grandes entidades, según los cálculos que han ido realizando los bancos de inversión.
La propuesta socialista inicial se basaba en el impuesto británico a la banca sobre el pasivo, que excluye los primeros 20.000 euros. Siguiendo esta idea, Hacienda podría recaudar hasta 2.000 millones de euros con un tipo impositivo del 0,07%, inferior al nominal británico del 0,08% para los pasivos de largo plazo y del 0,16% para los de corto plazo. En este caso, las entidades que más aportarían serían Santander, BBVA y CaixaBank, y habría impactos en el beneficio de entre el 15% y el 20%, lo que lleva a que esta opción apenas sea viable. El propio sector ha utilizado como argumento contra el impuesto su situación de fragilidad ante los tipos de interés al 0% y los requisitos regulatorios cada vez mayores. Mientras que fuentes de Hacienda confirman que tendrán en cuenta el impacto en la banca y en el crédito en su análisis, como informó El Confidencial.
Mayor tasa sobre depósitos
España ya tiene una tasa impositiva por parte del pasivo. En concreto, un 0,03% por los depósitos en el mercado español, que Hacienda llevó a cabo para evitar una imposición discrecional en cada comunidad autónoma. Con la jugada de Cristóbal Montoro se recaudaron 316 millones en 2015, según los cálculos con los últimos datos disponibles realizados por Gestha, el sindicato de técnicos de Hacienda. Pero el Gobierno planea recaudar 1.000 millones extra.
Así, una de las opciones que cobran peso es incrementar esta ratio. Si se añaden ocho puntos básicos, hasta el 0,11%, el Gobierno de Sánchez ya tendría sus 1.000 millones de euros extra que ha prometido sacar a la banca para contribuir al pago de las pensiones públicas. Esta es una de las hipótesis con que trabaja Goldman Sachs, cuyos analistas han hecho el análisis más profundo hasta ahora sobre esta amenaza que se cierne sobre el beneficio de los bancos españoles, y que es protagonista en los cuarteles generales de los grandes de inversión, desde la City a Manhattan. Los expertos de Goldman estiman un impacto de 811 millones para Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankia, Bankinter y Unicaja si se eleva del 0,03% al 0,08% la tasa de depósitos.
Santander y CaixaBank aportarían 219 millones y 161 millones respectivamente con este posible incremento fiscal en 2019, tomando como referencia los depósitos en 2017. Aunque estas dos entidades, junto con los 189 millones desde BBVA, aportarían más de la mitad de la recaudación, los bancos más castigados serían los menos internacionalizados. El mordisco sobre el beneficio superaría el 12% en Bankia y Sabadell, con un incremento del coste del capital (rentabilidad mínima exigida por el inversor) de más de 100 puntos básicos, y un descenso en el retorno sobre el capital tangible (ROTE) de 100 puntos básicos en Sabadell y de 80 puntos básicos en Bankia.
Fuente: ElConfidencial.com