La crisis de vivienda, los salarios, la inflación, los impuestos y la estabilización macroeconómica marcan los programas electorales de los partidos políticos en Portugal de cara a los comicios de este domingo, donde los números han cobrado un papel protagonista en los debates y entre la población. Además, la falta de recursos y los bajos salarios que sufren servicios públicos como la sanidad, la educación o los transportes han sumado estos factores al debate económico.
Según un estudio de la consultora Llorente y Cuenca, la economía y los impuestos fueron los dos temas más discutidos en las redes sociales por los portugueses en enero y febrero de este año. A continuación, los puntos económicos más importantes de cara a las elecciones del 10 de marzo en Portugal:
Salarios
El salario mínimo se sitúa en Portugal en los 820 euros al mes, un 62 % más que en 2015; mientras que la remuneración bruta mensual media por trabajador en 2023 fue de 1.505 euros, casi un 30 % más que nueve años antes.
El doctor en Economía Pedro Martins, secretario de Estado de Empleo entre 2011 y 2013 durante el mandato del conservador Pedro Passos Coelho, explicó en declaraciones a EFE que «hay un consenso entre prácticamente todos los partidos en continuar con estos aumentos», aunque «hay cada vez más atención en el salario medio», que es más difícil de aumentar en la Administración Pública.
Impuestos
La bajada de los impuestos es otro gran lema electoral por parte de la mayoría de los partidos políticos, aunque divergen sobre cómo afrontarlo.
El gobernante Partido Socialista propone actualizar los escalones del impuesto a los ingresos de las personas singulares (similar al IRPF español), pero defiende su uso para impulsar los servicios públicos; mientras que la coalición conservadora Alianza Democrática (liderada por el líder opositor Partido Social Demócrata) se centra en menos impuestos para los jóvenes y empresas y más acuerdos público-privados para impulsar servicios como la sanidad y la educación.
«En Portugal no se pagan necesariamente muchos impuestos en términos absolutos, pero cuando se comparan estos impuestos con los servicios públicos es muy desfavorable», señaló Martins, quien considera necesaria una «muy exigente» modernización de la Administración Pública para que se pueda reducir la carga fiscal en Portugal.
Empleo
El trabajo forma parte obligatoria de los programas electorales de los partidos lusos pero, con una tasa de desempleo en 2023 del 6,5 %, la segunda más baja desde 2011, los portugueses se han centrado más en reclamar una subida de los sueldos y una bajada de los impuestos.
Inflación
Portugal registró en 2022 un 7,8 % de inflación media, el valor más alto en 30 años, pero logró que se redujera al 4,3 % en 2023. En febrero, la variación interanual del índice de precios al consumidor se situó en el 2,1 %.
Los portugueses ya no prevén una nueva subida de este indicador, aunque todavía afrontan las consecuencias de los aumentos registrados en los últimos dos años, cuando los salarios no crecieron a la misma velocidad, especialmente en el sector público, lo que lleva a la falta de profesionales en sectores clave como la educación o la sanidad.
Vivienda
Portugal afronta una importante crisis de vivienda, principalmente en las grandes ciudades, que ha provocado múltiples manifestaciones en todo el país.
La falta de oferta, más señalada por los partidos de derecha, y los altos precios de los pisos, denunciada por la izquierda, son los dos grandes pilares identificados.
Por eso, destacan entre los socialistas las limitaciones a los visados ‘gold’ y a los residentes no habituales, mientras que los conservadores abogan por un aumento del parque público de vivienda y disminuir los impuestos y la burocracia.
Macroeconomía
La economía lusa creció en 2023 un 2,3 % en volumen, tras evitar entrar en una recesión técnica al crecer un 0,8 %; y la deuda pública portuguesa bajó al 98,7 % del PIB este pasado año, situándose por primera vez por debajo del 100 % del PIB desde 2009.
Además, la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor’s (S&P) subió el pasado viernes la calificación de Portugal a ‘A-‘, con la perspectiva en positivo, con lo que el país tiene ya la nota A de todas las agencias internacionales, lo que no ocurre desde hace trece años.
Para el catedrático Pedro Martins, estos son avances «muy importantes» y tienen un «impacto directo» en la vida de las personas, tanto positivos como negativos, porque «habiendo estabilidad no hay perspectivas en un futuro próximo de un programa de ajuste económico y financiero», aunque estos avances se hicieron «a costa de cortes muy grandes en los servicios públicos».
«Pienso que este tema va a determinar el resultado en las elecciones. Parte del electorado va a valorar esta estabilidad económica, mientras que otra parte del electorado va a rechazarla por la forma en la que el Partido Socialista la consiguió con la caída de los servicios públicos», consideró.
Corrupción
Pese a no ser un tema económico, la corrupción sí tiene consecuencias en la economía, por lo que también determinará el voto de los portugueses, según Martins.
Es precisamente una causa judicial la que ha provocado que Portugal vaya a las urnas anticipadamente, ya que el primer ministro de Portugal, el socialista António Costa, dimitió en noviembre después de que la fiscalía anunciara que le investiga por presuntas irregularidades en negocios del litio y el hidrógeno y de un centro de datos.
También dimitió recientemente el presidente del Gobierno del archipiélago de Madeira, Miguel Albuquerque, después de ser declarado sospechoso formal en una investigación por corrupción relacionada con supuestos contratos irregulares en esa región autónoma lusa.
«Es un problema que tiene consecuencias económicas. La competencia entre las empresas se ve afectada, muchos recursos no llegan al Estado que servirían después para financiar servicios públicos… Hay una relación muy fuerte entre estas dos áreas, siendo ciertas también cuestiones de cariz social», resumió Martins.
Fuente: El Economista