La inteligencia artificial (IA) es tendencia y la función fiscal no permanece ajena a esta revolución. Es ya una realidad en los departamentos fiscales y financieros de las grandes empresas. El 59% de las organizaciones confirma que está empleando esta tecnología y el 41% restante tiene interés en realizar inversiones para el desarrollo e implementación de la misma. Así se desprende del informe de KPMG Tax Reimagined 2023: Perspectivas desde la alta dirección (C-Suite).
La automatización de tareas rutinarias, adelantarse a cambios normativos y la comunicación con las autoridades tributarias son las principales ventajas que ven los fiscalistas en la inteligencia artificial aplicada a su profesión.
«Actualmente, la IA está presente en muchos ámbitos y su desarrollo no ha hecho más que comenzar», apunta Carlos Guerrero, senior manager del departamento de Corporate Tax Services de KPMG Abogados. «Aunque es difícil de aterrizar en un área como la tributaria, el potencial de uso de la IA en el trabajo diario en el área de los impuestos es enorme, tanto para la Administración tributaria, que ya se encuentra trabajando en ello, como para los profesionales del asesoramiento fiscal, en ambos casos con impacto directo en los contribuyentes», añade.
Entre los potenciales usos, el experto destaca la revisión, clasificación y sistematización de la base de datos de conocimiento interna. También tendrá aplicaciones en búsquedas avanzadas de doctrina y jurisprudencia en la que se relacionen conceptos. «Llegará no solo a analizar y resumir la misma, sino a sacar conclusiones preliminares», afirma Guerrero. También ve aplicación en la gestión de consultas rutinarias atendidas por los fiscalistas. «Se tarda un tiempo muy valioso en preparar, por ejemplo, un correo electrónico redactando una respuesta, validarla o comprobarla y enviarla», apostilla.
Otra de las aplicaciones es la detección de posibles riesgos en función de diferentes parámetros. «Teniendo en cuenta que la Administración tributaria ya está trabajando en el uso de la IA, resultará fundamental que los profesionales del área fiscal, y los contribuyentes, cuenten también con herramientas que les permitan defender sus derechos, atendiendo a tiempo la multitud de obligaciones fiscales con la seguridad o al menos el conocimiento de posibles riesgos», indica Carlos Guerrero. Si no jugamos con las mismas reglas, llegará un momento, no muy lejano, en el que los contribuyentes no serán capaces de atender convenientemente y de manera controlada todas las obligaciones fiscales», vaticina el especialista.
‘Machine learning’
Por su parte, Francisco de Asís Fernández-Daza, senior manager de Innovación y Tecnología de la firma, subraya que «en el ámbito fiscal, los máximos responsables están liderando la implantación de modelos de machine learning en procedimientos como pueden ser la realización de reportes internos o la adaptación a los requerimientos constantes de las administraciones públicas. Forma parte de una estrategia más amplia para aprovechar de manera efectiva los datos que sus sistemas informáticos procesan cada año, con el objetivo de convertir sus organizaciones en entidades impulsadas por datos, donde cada decisión se basa en información sólida».
«En un futuro no tan lejano, anticipamos una mayor automatización de tareas fiscales rutinarias, la interacción en tiempo real con las autoridades tributarias, y la expansión de la inteligencia artificial. Es por ello que las organizaciones deben alinear sus estrategias fiscales con un enfoque en la gestión de datos y un énfasis especial en la ética, la privacidad y la supervisión humana en el uso de la tecnología fiscal», concluye el especialista.
Fuente: Expansión