La Agencia Tributaria ha recaudado 2.908 millones de euros a través del nuevo impuesto a la banca y las compañías energéticas, quedándose solo 100 millones de euros por debajo de la previsión de ingresar 3.000 millones anunciada con la creación de estos tributos.
La ministra de Hacienda y Función Pública en funciones, María Jesús Montero, ha abierto la puerta a endurecer este impuesto para hacerlo más rentable y hacer lo necesario para que sea permanente. En una entrevista concedida este miércoles a la Cadena Ser ha dicho que la intención es mantener estas figuras tributarias más de dos años, un proceso que llevará a que si necesita algún ajuste, se haga. «Los evaluaremos y si necesitan algo para un mayor rendimiento también lo haremos. Antes de que se termine su vigencia revisaremos ambas figuras y las prorrogaremos incorporando todos los elementos que permitan que sean más seguras o más robustas», ha dicho.
Las compañías de los dos sectores abonaron el segundo pago el pasado mes de septiembre, aportando las entidades 626 millones y las energéticas, 827 millones. Cuantías que se suman a lo desembolsado en febrero, con el primer pago, que fue de 637,1 millones de la banca y de otros 817,4 millones de las energéticas.
Montero ha destacado que en esta ocasión se «ha acertado no solo con la figura sino con la recaudación». Cabe recordar que Hacienda pinchó con la previsión de lo recaudado por el nuevo impuesto a las grandes fortunas, al ingresar 623 millones de euros, frente a los 1.500 millones estimados.
Recurrida en los tribunales
Banca y energéticas mantienen recurrida ante el Tribunal Constitucional la Ley del 28 de diciembre de 2022 por la que se aprobaron estos impuestos, también recurrieron en la Audiencia Nacional la Orden Ministerial que aprobaba los modelos de liquidación. Al respecto, Montero ha señalado que está confiada en que se ganarán los «recursos interesados» que se han presentado contra ambos impuestos.
Este impuesto que grava con un tipo del 4,8% los ingresos (margen de intereses y comisiones) del negocio de los grupos financieros en nuestro país y el 1,2% de la facturación de las energéticas.
Fuente: El Economista