Esta semana, la ampliación del Plan de Recuperación que el Gobierno presentó a Bruselas (la llamada adenda) obtuvo el aprobado de la Comisión sin que el apartado dedicado a los futuros cambios fiscales a los que el Gobierno se compromete haya variado ni en una coma. Sigue así en pie el plan de someter a una «revisión exhaustiva los beneficios fiscales» existentes en impuestos como el IRPF.
Y, si hay una deducción que acumula todas las opciones de reducirse o eliminarse (porque es así como cabe entender el eufemismo «revisión»), ésa es la tributación conjunta en el Impuesto sobre la Renta. ¿La causa?: el gran impacto que su supresión tendría en términos de aumento de recaudación, considerando que es el beneficio fiscal que en mayor medida reduce la base imponible del contribuyente.
Esta figura, a la que recurren las parejas en las que un cónyuge no trabaja o cuenta con un nivel de ingresos muy inferior, tiene un coste total (sumando al Estado y las autonomías) de cerca de 2.400 millones, según los datos de la Memoria de Beneficios Fiscales 2023, complementados con los cálculos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
Ninguno de los incentivos fiscales de parecida naturaleza que también están en el punto de mira (rendimientos del trabajo, donativos, ayudas de carácter social…) alcanza esa cifra, ya que los hay que apenas llegan a quinientos millones.
También se trata de un caso único en lo que concierne a su capacidad de reducir la base imponible del declarante. En este ejercicio, según la Agencia Tributaria, la declaración conjunta permitirá que esa variable mengüe casi un 10%.
Para poner la cifra en contexto debe considerarse que una deducción tan habitual como la asociada al arrendamiento por vivienda disminuye la base imponible en un 6,41%, mientras las aportaciones a los sistemas de previsión social (los planes de pensiones) lo hace en un 5,77%
Número de beneficiarios.
No en vano el Fisco español estima que en este ejercicio se benefician de esta reducción en su declaración del Impuesto sobre la Renta alrededor de 3,2 millones de contribuyentes. La cuantía que tendrán a su alcance, una vez aplicada este deducción, es variable en función del «tipo de unidad familiar».
En el escalón más alto (el correspondiente a los hogares formados por cónyuges con hijos), está en condiciones de llegar a los 3.400 euros. En el caso de carecer de descendencia, la cuantía se reduce hasta los 2.150 euros.
No solo lo abultado de las cifras parece jugar a favor de Hacienda a la hora de defenestrar la tributación conjunta en el IRPF. A favor de esta medida puede invocar también los pareceres de los fiscalistas cuyos estudios toma como referencia para diseñar la reforma tributaria que, finalmente, no acometió en la pasada legislatura.
Los expertos de la AIReF, y también el grupo de asesores del Ministerio de Hacienda, los sabios que publicaron el Libro Blanco publicado a principios de 2022. Todos ellos son unánimes a la hora de señalar dos razones por las que la declaración conjunta debe ser revisada a fondo.
La primera es que está desapareciendo en la mayoría de los países de nuestro entorno. Así en economías como Austria, Italia, Reino Unido o Canadá existe la obligación de hacer la declaración individual del IRPF.
Integración laboral femenina
Pero, sobre todo, el gran punto flaco de esta reducción estriba, según los fiscalistas que sirven de guía al Gobierno, en su supuesta contribución negativa a la hora de fomentar una mayor integración laboral de la mujer.
En concreto, argumentan que declarar el IRPF conjuntamente con sus parejas masculinas desincentiva la búsqueda de una ocupación por parte de las potenciales trabajadoras y contribuye a incrementar la brecha de género que caracteriza a la economía española.
Este último, no obstante, es un argumento que crea controversia.
Fuente: El Economista