Entre los retos que encara a corto plazo la economía española destaca la reactivación de las reglas de consolidación fiscal en la eurozona, que se aplicarán bajo un nuevo marco a partir de 2024, tras haber sido suspendidas por la irrupción del Covid-19 y la necesidad de hacer frente a las consecuencias que trajo consigo la pandemia. Tanto el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, como la presidenta de la Airef, Cristina Herrero, que intervinieron ayer en la segunda jornada de los actos de celebración del 45 aniversario de Cinco Días, destacaron la importancia de que España alcance un consenso político o un acuerdo país que le permita afrontar con garantías de éxito ese retorno a la senda fiscal.
La presidenta de la Airef insistió en que el objetivo de España debe ir más allá de los cuatro años que se contemplan en los planes fiscales que cada Gobierno ha presentado a Bruselas, y extenderse hasta un horizonte de 10 años, para asegurar a más largo plazo un itinerario descendente y sostenido de la deuda y del déficit públicos. El gobernador del Banco de España defendió además que el entorno económico actual, condicionado por factores adversos todavía no neutralizados, como la inflación, los desequilibrios fiscales y la resiliencia de la economía, aconsejan iniciar la ejecución del plan de consolidación ya en este 2023.
El Gobierno tiene claro, como recordó ayer la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que España cumplirá sin problemas el objetivo del 3% de déficit público pactado con Bruselas para 2024. Y lo hará gracias, en buena parte, al nuevo diseño del marco de cohesión fiscal, adaptado a las particularidades de cada economía y articulado bajo unas normas más simples y unas trayectorias más realistas, que incluyen un ajuste fiscal mínimo del 0,5% del PIB anual como referencia.
Pero la vuelta al equilibrio presupuestario debe ser creíble no solo a ojos de Bruselas, sino también a ojos de los mercados y de los inversores, un objetivo en el que la sostenibilidad de ese equilibrio más allá del corto plazo juega un papel fundamental.
El punto flaco que ha arrastrado la economía española a lo largo de los años, que explica que el daño infligido por la crisis del Covid haya sido mayor que en otros países y la recuperación de los niveles previos a esta haya llegado más tarde, es la ausencia de un plan creíble y sostenido de consolidación fiscal para el medio y largo plazo. Precisamente por ello, alcanzar un compromiso integral del país, más allá de la orientación política del Gobierno de turno, que garantice una política equilibrada y sostenida de las cuentas públicas debería ser un objetivo prioritario para España.