La presión fiscal, entendida como el peso que representan los impuestos y las cotizaciones sociales sobre el producto interior bruto (PIB), creció en España durante 2021 tres veces más que en el promedio de la OCDE. Según los datos dados a conocer este miércoles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el aumento de los ingresos tributarios y de las cotizaciones sociales disparó la presión fiscal en España hasta el 38,4% del PIB, 1,7 puntos porcentuales más que el dato registrado un ejercicio antes. Es el triple que la media de la OCDE (0,5 puntos de crecimiento), cuya presión tributaria asciende al 34,1%.
Con todo, la OCDE recalca en su informe Revenue Statistics 2022 que el aumento de esta variable no implica necesariamente que se hayan subido los impuestos. De hecho, la subida suele estar asociada a que la recaudación tributaria ha avanzado más que el crecimiento económico. Cabe recordar que en 2021 los ingresos tributarios repuntaron un 15% anual, hasta los 223.000 millones de euros.
Con estas cifras, España se situó durante el pasado año como el sexto país del club de los países ricos donde más creció el peso de los impuestos en relación con la riqueza. Noruega y Chile se situaron en cabeza, con sendos aumentos de 3,4 y 2,8 puntos porcentuales, hasta el 42,2% y el 22,2% del PIB, respectivamente. Tras ellos estuvieron Israel, Corea del Sur y Lituania, que aumentaron su presión en torno a dos puntos.
Pese a esta subida, el peso de los impuestos sobre el PIB sigue en España lejos de los números que registran las principales economías de la Unión Europea. A la cabeza están Dinamarca, con un 46,9% de presión fiscal; Francia, con una del 45,1%; y Austria, con una tasa del 43,5%. Otros vecinos como Italia y Alemania cuentan con una presión tributaria del 43,3% y del 39,5%, respectivamente.
Según la serie histórica, desde el año 2000 el peso tributario en España ha aumentado en 5,4 puntos porcentuales desde el 33% del PIB, muy por encima del incremento de 1,2 puntos porcentuales observado en la OCDE (32,9% en el año 2000 frente al 34,1% de 2021).
Tomando como referencia los datos del ejercicio 2020, último con las cifras desagregadas, la OCDE estima que el mayor peso en los ingresos fiscales de España correspondió a las contribuciones a la Seguridad Social, con un 37,4%, frente a la media del 26,6% de la OCDE. Por su parte, los impuestos sobre la renta de las personas físicas supusieron el 23,7%, frente al 24,1% de media en la organización, mientras que los ingresos vía Sociedades pesaron en España un 5,3%, casi la mitad que en la media de la OCDE (9%).
La contribución de los impuestos sobre la propiedad, por su parte, representó el 6,7% de los ingresos, frente al 5,7% de la media del organismo con sede en París. El IVA se situó en el 17,1% en España, por debajo del 20,2% de la organización internacional. Por último, el peso de los demás impuestos sobre el consumo fue del 9,6%, frente al 11,9% de la media.
Más presión
Los datos relativos a 2022 disponibles hasta la fecha abren la puerta a que la presión tributaria española aumente también a lo largo de este ejercicio. A un creciemiento del PIB que según los principales analistas rondará el 4,5% (por debajo del 5,5% de 2021) se le unirán unos ingresos tributarios inusualmente elevados, del entorno de los 245.000 millones de euros (un avance anual del 9,3%).
Esta semana, el secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón, reconoció en la comisión de Presupuestos en el Senado que los ingresos tributarios cerrarán el presente año por encima de las previsiones inicialmente contempladas debido a la inflación y sus efectos en impuestos como el IVA y a la mejora del crecimiento económico y el mercado laboral.
Según detallan fuentes de la OCDE, la tendencia no hará más que acentuarse si los ingresos tributarios continúan al alza en España y la recuperación económica sigue apagándose debido a la crisis energética e inflacionista. Las previsiones que maneja el Gobierno, recogidas en los Presupuestos Generales del Estado, proyectan una recaudación vía impuestos de 262.700 millones de euros. En paralelo, los principales analistas esperan un crecimiento del PIB menor al 1,5%. Esta radiografía, que el secretario de Estado da por válida en cuestiones de recaudación, dejaría una presión fiscal al alza en España.
Fuente: Cinco Días