Con los bancos centrales acelerando la subida de los tipos, el alza las rentabilidades de la deuda es una consecuencia inevitable. Pero más allá de las expectativas de tipos y de inflación en las últimas jornadas las propuestas políticas añaden presión al mercado de deuda. Reino Unido e Italia son los principales exponentes de esta corriente.
La llegada de de Liz Truss al 10 de Downing Street se está dejando sentir con fuerza en el mercado británico. Después de que el pasado viernes presentase el mayor paquete se recorte de impuestos desde 1972 en Reino Unido tanto la divisa como la deuda británicas han acelerado las pérdidas. El bono con vencimiento en 2032 superó a comienzos de semana la barrera del 4% por primera vez desde 2010 y ayer prolongó las subidas hasta el 4,5%, máximos de 2008, y a cierta distancia del 3% que registraba antes de que Truss tomara las riendas. Estos ascensos se replican a lo largo de toda la curva de deuda, con el bono a dos y cinco años en el entorno del 4,6%.
Los inversores creen que el nuevo impulso fiscal aumentará el déficit británico, impulsará la inflación y podrán en tela de juicio la sostenibilidad de la deuda. En esta línea se mueve Eiko Sievert, director de calificaciones del sector público y soberano para Scope Rating, que considera que el plan presentado por el Gobierno británico corre el riesgo de invertir la trayectoria de la deuda en relación con el PIB del país a medio plazo.
“Vemos que la ratio de deuda sobre PIB de Reino Unido volverá a los niveles de la época de la pandemia en 2027, mientras que antes esperábamos que disminuyera”, señala. Según sus estimaciones dentro de cinco años este indicador se situará en el 95% frente al 91% actual. Para evitar este escenario y lograr la sostenibilidad de la deuda desde la agencia creen necesario que el crecimiento aumente un 0,8% por encima de las expectativas del 2,5% que establece el ejecutivo.
Además de pasar factura a la deuda, la política fiscal expansiva ampliará el déficit presupuestario hasta el 7% del PIB en 2023, frente al 8% de 2021. A esto se suman las expectativas de una mayor inflación, lo que complicará la labor del Banco de Inglaterra. La institución que preside Andrew Bailey fue la primera en proceder a la normalización monetaria en diciembre de 2021. Desde entonces ha subido los tipos en cada una de las citas, la última vez la semana pasada cuando lo hizo en 50 puntos básicos, hasta el 2,25%, máximos de 2008. Los inversores no descartan que la normalización monetaria siga su curso y ven los tipos en el 5% el próximo año.
Este escenario ha sido puesto en precio en las últimas jornadas. Desde que Truss tomó las riendas del Gobierno a principios de septiembre entre la Bolsa, el mercado de divisas y la deuda los mercados británicos han perdido 500.000 millones de dólares (519.653,5 millones de euros).
Junto a Reino Unido, Italia es el otro gran protagonista de la esfera política. El triunfo de la candidata de extrema derecha, Giorgia Meloni, despierta los recelos de la Unión Europea en un momento clave para la recepción de los 200.000 millones que liberará Bruselas como parte del programa Next Generation. La líder de la formación neofascista Hermanos de Italia es partidaria de una rebaja de impuestos y un mayor del gasto público. Es decir, más deuda. El problema es que Italia es uno de los países más endeudados de la zona euro con una ratio de deuda sobre PIB que ronda el 150%. Solo por encima de este sitúa Grecia (156%).
La victoria de Meloni genera muchas dudas y el comportamiento del mercado de deuda es un buen ejemplo. En las dos últimas jornadas el bono a 10 años ha subido 70 puntos básicos, hasta el 4,5%, máximos de 2008. Aunque los inversores están acostumbrados a la inestabilidad política italiana, el país deberá remitir sus presupuestos a Bruselas a mediados de octubre, antes de que Meloni logre formar Gobierno.
Fuente: Cinco días