Se abre el debate sobre las reglas fiscales en la UE tras la pandemia.

Posted by JJL | 20 enero, 2022

Va a comenzar una negociación a cara de perro sobre la conveniencia de flexibilizar reglas fiscales. Los defensores de la austeridad insistirán en que replantear límites de gasto, déficit y deuda es como abrir la caja de Pandora.


En plena sexta oleada de la pandemia del Covid-19 los principales líderes europeos han iniciado ya el debate sobre la vuelta a las reglas de estabilidad fiscal en la UE cuando finalice la excepcionalidad provocada por las ayudas de Bruselas a los países miembro. El presidente de Francia, Emmanuel Macron y el primer ministro Italiano, Mario Draghi, han sido los primeros en mover ficha al pedir una revisión de esas normas para que no vuelva a suceder lo mismo que hundió a Europa tras la recesión de 2008. Pero, a estas alturas, no se sabe si uno, otro, o ambos estarán en el poder a final de año.

El lunes, en el encuentro en Madrid entre el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y el presidente de España, Pedro Sánchez, el nuevo dignatario alemán, que antes había sido ministro de Finanzas, defendió la necesidad de volver a las reglas de estabilidad financiera en cuanto se pueda, mientras que el líder socialista español contemporizaba. Ese mismo día, la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, defendía en Bruselas mayor flexibilidad. «No tiene sentido aplicar las reglas fiscales prepandemia sin más», decía.

Las normas de estabilidad fiscal en la Unión Europea, que quedaron suspendidas en 2020, mientras se ponía en marcha el plan Next Generation EU, establecían que todos los países miembro deben tener equilibrio o superávit estructural frente al déficit público (un máximo del 3% del PIB), limitar la ratio de deuda pública al 60% del PIB y controlar el gasto para que no pueda superar la tasa de crecimiento del PIB a medio plazo.

Ninguno de los 27 cumple hoy por hoy los tres requisitos ni es previsible que los vaya a cumplir a medio plazo. Por el contrario, la doctrina de Bruselas y de la totalidad de los organismos internacionales desde que empezó la pandemia ha sido insuflar fondos a las economías europeas, aumentar el endeudamiento con el apoyo del Banco Central Europeo y olvidarse de los límites de déficit público mientras no se haya vuelto a la situación económica y social de 2019. Y los resultados de esa nueva política comunitaria han sido muy positivos para evitar que la recesión colapsara las economías del viejo continente y el paro y la desigualdad arruinaran la estabilidad política y social.

Alemania, que en la crisis de 2008 fue la principal defensora de la austeridad y el rigor presupuestario y fiscal, flexibilizó su postura en 2020 de la mano de Angela Merkel y apoyó las ayudas frente a la pandemia. Pero ahora, el nuevo gobierno empieza a lanzar avisos de que hay que volver a la estabilidad en cuanto sea posible. «El pacto de estabilidad nos ha permitido un marco para contar con los fondos de recuperación y eso nos permite dar respuesta a las tareas de futuro», dijo Scholz en Madrid. Y añadió que «queremos seguir construyendo sobre las experiencias del pasado, sobre la base del pacto de estabilidad que sirvió de marco para operaciones tan dramáticas como la pandemia y que nos ayudará a hacer lo correcto».

Si traducimos esos mensajes diplomáticos al lenguaje real, lo que el canciller alemán está reclamando es que 2022 debe ser el último año de barra libre en las cuentas de los países comunitarios y que los presupuestos de 2023 hay que plantearlos ya como un camino para volver a la estabilidad fiscal en 2024. Es decir, que hay que empezar a pensar en poner freno al déficit y a la deuda pública y aprovechar la recuperación económica para sanear las cuentas públicas.

La intención alemana de volver a la política de austeridad (o al «austericidio» como se bautizó esa política durante la gran recesión) se va a encontrar en esta ocasión con más oposición que entonces. En 2008, el debate se centró entre los países del norte y del sur y ganaron los primeros por goleada. Sin embargo, en la actual discusión, Francia se ha mostrado partidario de replantearse la rigidez de las reglas fiscales, así como los plazos para volver a la normalidad.

España e Italia ya han mostrado su intención de proponer flexibilizar el marco de estabilidad anterior y seguro que tendrán el apoyo de Portugal y Grecia, así como de buena parte de los países del este de Europa. Enfrente, se mantendrán los llamados «frugales», liderados por Austria, Finlandia y Países Bajos; aunque éste último ha enviado mensajes de apoyo a la propuesta francesa. Un rompecabezas que se irá definiendo en las próximas semanas.

El primer debate se planteará en breve. ¿Cuándo hay que recuperar el Pacto de Estabilidad? En principio, la fecha fijada es la de principios de 2023, siempre y cuando las economías comunitarias hayan recuperado los niveles de PIB de 2019. Pero las sucesivas oleadas de coronavirus han forzado nuevas restricciones a la movilidad, con el consiguiente retraso de la reactivación económica. Así que no está tan claro que el 2023 se inicie la cuenta atrás para la vuelta a la austeridad fiscal.

Tela de juicio

Además de decidir la fecha de la vuelta al marco de estabilidad, en la Comisión Europea ya se está lanzando el debate sobre los límites de deuda y déficit público. Desde el propio Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) se han puesto en tela de juicio los topes del 60% y el 3% del PIB para la deuda y el déficit, cuando vivimos una situación muy diferente a la de finales de la anterior década. Con los tipos de interés a cero, defienden que la deuda pública no supone un problema tan grave como en 2008.

Además, en el Eurogrupo ya se empezó a plantear el lunes pasado la conveniencia de ir retirando los estímulos y las ayudas a las empresas en riesgo de quiebra. El reparto de los fondos Next Generation EU se acelerará a lo largo de este año, pero en Bruselas quieren que los gobiernos seleccionen las ayudas hacia empresas viables y hacia «inversiones que promuevan una recuperación sostenible e incluyente, y coherente con las transiciones verde y digital».

Lo único que parece claro a estas alturas es que muy pronto se abrirá una negociación a cara de perro sobre la conveniencia o no de flexibilizar las reglas fiscales en la UE. Los defensores de la austeridad insistirán en que replantearse los límites de gasto, déficit y deuda pública es como abrir la caja de Pandora, con consecuencias catastróficas, como en la mitología griega cuando se liberaron todos los males del mundo.

Por el contrario, los defensores de una mayor flexibilidad defenderán, ya lo están haciendo, que es necesario ajustar esos límites a las actuales circunstancias para evitar que los países europeos vuelvan a perder otra década como sucedió tras la gran recesión de 2008. No se trata de eliminar las reglas, sino de adecuarlas al nuevo mapa geopolítico, en el que hasta Estados Unidos está destinando billones de dólares a la recuperación económica. En palabras de Macron, las reglas fiscales actuales son «oscuras, complejas y obsoletas». El debate está servido.

Fuente: Expansión.com 

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