Los grandes grupos con más de 5.000 empleados solo pagan ocho décimas por encima del nuevo suelo. El conjunto de empresas españolas pagan un tipo efectivo medio del 21,31%.
El 99,93% de todas las empresas españolas permanecerá indemne ante los efectos del nuevo tipo mínimo del 15% en el impuesto de sociedades que el Gobierno prevé impulsar en los Presupuestos Generales del Estado para 2022. La gran mayoría de compañías españolas tributa ya por encima de estos umbrales, abonando de hecho un tipo medio efectivo bastante superior: del 21,31% sobre su base imponible, frente al 25% de tipo nominal de partida, según los datos de 2019 publicados este jueves por la Agencia Tributaria. Incluso los grandes grupos que más facturan tributan unos tres puntos por encima del tipo mínimo en ciernes. Existe, sin embargo, un reducido grupo de grandes firmas, aquellas que más empleo generan, cuya tributación efectiva queda en el 15,81%, al límite del nuevo suelo legal.
Como punto de partida, los mayores grupos empresariales españoles tributaron a un tipo medio casi tres puntos superior al nuevo mínimo planteado por el Ministerio de Hacienda, según las estadísticas oficiales. En concreto, las cifras de la Agencia Tributaria sitúan el tipo efectivo abonado por los grupos consolidados que facturan más de 1.000 millones de euros anuales en el 17,74%. La cifra, eso sí, deja entrever que un pequeño grupo de empresas estaría tributando por debajo de esa media y del nuevo tipo mínimo.
El caso más claro es el de los 79 grandes grupos consolidados con plantillas superiores a los 5.000 empleados, cuyo tipo medio efectivo abonado es de solo el 15,81%, rozando ya el nuevo mínimo, lo que indica que buena parte puede situarse por debajo.
En total, según los datos hechos públicos por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el fisco calcula que en España hay 1.070 grandes empresas que tributan a un tipo efectivo inferior al 15% y que su implementación les obligará a abonar unos 400 millones de euros adicionales en impuestos.
Conviene recordar, en todo caso, que el nuevo tipo mínimo que recogen las cuentas públicas para 2022 solo afectará a las empresas con una facturación superior a los 20 millones de euros. Este nuevo suelo, además, rige únicamente sobre la base imponible, que se obtiene tras aplicar una serie de ajustes contables al beneficio, como es la aminoración por bases imponibles negativas generadas por pérdidas de ejercicios pasados. De tomarse como referencia las ganancias, la empresa española solo aportaría de media el 9% de sus beneficios en impuestos; los grandes grupos, apenas el 3,79% y los mayores empleadores del país, un 2,68%.
De momento, las empresas españolas no se verán afectadas por esa referencia, si bien el acuerdo internacional sellado por la OCDE y el G20 sí que persigue imponer a partir de 2023 un tipo mínimo global del 15% en el impuesto de sociedades pero sobre los beneficios de las compañías. A priori, eso sí, este impuesto solo afectaría a las multinacionales que facturan más de 750 millones anuales.
Por sectores
Por otra parte, los datos difundidos por la Agencia Tributaria permiten discriminar el tipo efectivo abonado en el impuesto de sociedades por los diferentes sectores empresariales. En el caso de la banca, que junto con las petroleras está sujeto a un tipo nominal del 30% y a un nuevo mínimo del 18%, el tipo efectivo sobre la base imponible es del 24,77% (3,96% del beneficio).
A su vez, las aseguradoras abonan un 22,79% efectivo sobre su base imponible (14,07% del beneficio); la industria un 19,67% de la base (10,57% de las ganancias); la construcción un 22,02% (y un 11,19%); el comercio un 21,13% (y 8,86%); los servicios financieros y empresariales un 22,2% (y un 6,06%); y los servicios sociales y de ocio un 23,47% de su base imponible (y el 17,8% de su resultado contable).
Eso a efectos generales, puesto que si solo se toman en consideración los grandes grupos consolidados, con un tipo efectivo medio del 18,97%, el resultado es que la tributación media de la banca se reduce al 23% –siete puntos por debajo de su tipo nominal de partida–; el de las aseguradoras al 22,62%; y el del resto de firmas al 18,5%.
Por tamaño y plantilla
Atendiendo al tamaño, los tipos efectivos sobre la base imponible abonados por el conjunto de empresas españolas oscilan entre el 18,59% (4,57% del beneficio) de las que facturan más de 1.000 millones y el 23,42% que pagan las que ingresan de uno a dos millones (14,68% de sus ganancias), tributando al 22,64% las de menor tamaño (5,89% de sus ganancias), aquellas que facturan menos de 50.000 euros).
Medidas por tamaño, las empresas sin asalariados tributan al 22,23% de su base imponible (7,44% de su beneficio) mientras que las de más de 5.000 empleados lo hacen al 16,1% (2,91% de la ganancia), situándose ya bastante más cerca el tipo mínimo del 15% que fijará el Presupuesto para 2022 de aprobarse en el Parlamento. Es en este subgrupo en el que se enmarca el de los grandes empleadores del país, el colectivo que menor tipo medio efectivo abona.
A falta de conocer los efectos de la pandemia sobre los tipos efectivos que pagan las empresas, el Presupuesto de 2022 recoge un incremento de la recaudación de sociedades del 11,8% hasta los 24.477 millones. Las cuentas prevén además un aumento del 52% en el uso de beneficios fiscales, hasta los 5.674 millones, que permitirán a las compañías reducir su tributación por debajo del 25% nominal.
UN TRIBUTO QUE QUEDA FUERA DE LA COMPETENCIA FISCAL REGIONAL
Debate del REAF. A escasas semanas de que el Ministerio de Hacienda eche a andar el proceso para tratar de reformar el modelo de financiación autonómica, los economistas consideran innecesario modificar la cesta de impuestos de la que las regiones reciben parte de la recaudación alegando que ya optan a ingresos de la mayoría de grandes figuras tributarias. “La única excepción es sociedades y no sería bueno cederlo porque generaría muchos problemas si las comunidades tratasen de utilizarlo para atraer empresas“, manifestó ayer Ángel de la Fuente, director ejecutivo de Fedea, que participó en el debate La reforma de la fiscalidad autonómica y local, organizado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) junto al economista Antoni Castells, exconsejero de Economía y Finanzas de la Generalitat de Cataluña. Ambos coincidieron en que las regiones deben de gozar de un cierto grado de autonomía fiscal pero se mostraron de acuerdo en la posibilidad de introducir un tipo mínimo común en figuras como el impuesto de sucesiones para evitar su desaparición. Castells apostó por esta misma opción en el caso del impuesto de patrimonio, si bien De la Fuente consideró que los errores de diseño de esta figura harían más deseable su desaparición.
Fuente: Cincodías.com