Una subida fiscal al grito de ‘justicia social’ lastrará crecimiento e inversión.
La Comisión Europea se ha empeñado hasta las cejas para que sus miembros puedan salir airosos del escenario postpandemia al proponer el Plan de recuperación económica bautizado como Next Generation. El plan propone una emisión de deuda conjunta avalada por la UE por importe de 750.000 millones, financiado con impuestos europeos, para dotar de liquidez a los países con el fin de reactivar su economía.
Tenemos que estar contentos por tan buena noticia y por la reacción tan rápida y coordinada que ha dado Europa, parece que ha aprendido la lección de la crisis de 2008 con su respuesta veloz, y no cabe duda que ha salido fortalecida, lección que deberían tomar algunos de nuestros litigantes políticos. Recuerden que el escenario futuro depende de las medidas que se tomen hoy. Estamos en una situación de extrema gravedad con mas de 8 millones de personas que han pasado a engrosar las filas de Erte, del paro, o autónomos que han cesado la actividad. Habrá que estar atentos a ver lo que ocurre cuando decaiga el estado de alarma y se levante el velo. Será entonces cuando un aluvión de empresas se verán obligadas a pasar de Ertes a Eres, por no decir que cesaran la actividad. Las previsiones apuntan a que la tasa media de paro puede situarse a final de año en torno al 25%.
Volviendo al Plan Next Generation, España e Italia, países donde mas estragos ha provocado la pandemia, serán los mas beneficiados. A nuestro país, le corresponderían 140.000 millones, unos 77.000 millones en subsidios a fondo perdido y 63.000 millones en préstamos. Este ramillete de ayudas con el que se pretende dotar a los Estados miembros para reparar daños y dejar un mejor futuro a la próxima generación, estará condicionado a la aprobación por parte de los 27 miembros de la UE, hecho que augura negociaciones complicadas por varios motivos. Tendremos que convencer a los hombres de los denominados países frugales (Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria), que rechazan que la articulación del Fondo de Recuperación se haga vía subvenciones a fondo perdido por el aumento del Presupuesto comunitario que conlleva. Será a esos países que nos tildan como gastadores con los que tendremos que lidiar. Es evidente que los desequilibrios provocados por la pandemia no han sido los mismos en la zona norte que en la zona sur, pero mas evidente resulta esa miopía que les impide ver como los países del Sur representan un enorme mercado para los países del Norte de Europa. No nos podemos permitir una Europa a dos velocidades, y como ha señalado el Presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, los ciudadanos lo saben bien, pero las empresas lo saben aún mejor. Lo que tenemos que hacer es salir juntos con un mercado europeo más fuerte después de la crisis.
Prioridades por cumplir
Otro escollo a sortear será el envío del plan de reformas e inversión antes del 15 de octubre, en el mismo deberán constar los objetivos, el calendario y una estimación de costes, junto con un borrador de Presupuestos de 2021. De lo que se trata es de que los países propongan sus propios planes de recuperación y resiliencia, y tomen las riendas para reforzar su crecimiento en línea con las prioridades marcadas por la Comisión. Estas prioridades deberán basarse en las recomendaciones de política económica de la UE para nuestro país: mantenimiento de la reforma laboral dotándola de mayor flexibilidad, sostenibilidad del sistema de pensiones, mejora educativa y lucha contra la pobreza. Los planes de reformas deberán ejecutarse en un plazo de cuatro años y a medida que se vayan consiguiendo hitos, se irán desbloqueando tramos de financiación. Se estima que no será hasta finales de 2022 cuando el 60% de estas subvenciones lleguen a su destino.
Para acceder al paquete de ayudas, una vez pasado los estragos de la pandemia, será condición indispensable que los países vuelvan a la senda de consolidación fiscal. Resulta cansino recordar que nuestro déficit publico es uno de los mas elevados de la UE y que éste año llegará al 10,5%, según la AIReF y nuestra deuda publica rondará el 120%. Deberemos presentar unos Presupuestos- recuerde el lector que seguimos con los Presupuestos prorrogados de Cristóbal Montoro, realizados en los años de bonanza. Estos Presupuestos no solo deberán ser creíbles y realistas, sino que serán de obligado cumplimiento, indispensable para generar confianza. Pero bajo ningún concepto estos Presupuestos pueden basarse únicamente en un incremento de los ingresos con subidas impositivas, sino que deberán llevar importantes ajustes en todas las partidas de gasto improductivo. Un aumento impositivo exacerbado al grito de justicia social lastra el crecimiento económico, ahuyenta la inversión, y merma nuestro tejido productivo, autentico motor para la creación de empleo, que dicho sea de paso, es el mejor antídoto para combatir la pobreza.
Fuente: ElEconomista.es