Tras una reunión telemática de seis horas, los ministros de Finanzas de la Eurozona y de la Unión Europea han finalizado como empezaron: dejando en los hombros de las capitales las medidas fiscales para mitigar el ‘shock’ económico del coronavirus. Algunos ministros llegaban al encuentro pidiendo medidas fiscales masivas a nivel europeo.
Los ministros han señalado que, hasta el momento, las medidas fiscales son de alrededor del 1% del PIB, y que, hasta ahora, hay un compromiso para proporcionar facilidad de liquidez de al menos el 10% del PIB europeo. Pero esto son las sumas de lo que está haciendo cada país, del esfuerzo que están realizando las capitales. «Estas cifras podrían ser mucho mayores en el futuro», explica el comunicado que han aprobado lo ministros.
Sobre la posibilidad de usar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Mário Centeno, presidente del Eurogrupo, ha explicado que ninguna solución está «fuera de la mesa» y que no se ha discutido el rol del MEDE en este encuentro, aunque sí se le ha pedido que estudie qué puede hacer dentro de su mandato. «Defenderemos el euro y nuestros ciudadanos con todo lo que tenemos», ha asegurado Centeno.
Klaus Regling, director ejecutivo del MEDE, ha señalado que «esta crisis es distinta a la crisis del euro» porque ningún Estado miembro ha perdido acceso a los mercados, mostrándose poco dispuesto a que el Mecanismo tenga un rol activo. «Pero se nos pidió estudiar qué podemos hacer, cómo podemos contribuir, y eso es lo que haremos», ha dicho Regling al finalizar el encuentro.
El mensaje se queda muy lejos de lo que economistas y expertos esperaban que fuera un resultado óptimo, aunque muy cerca del resultado esperado y realista. La UE tenía este lunes la oportunidad de dar una respuesta contundente a una situación que tiene a la economía europea en su punto de mira, con la Comisión Europea esperando que tanto la Eurozona como el conjunto del club caigan en recesión en 2020, cuando hace solo unas semanas preveían un crecimiento del 1,2% y el 1,4% respectivamente.
Pero como muchos observadores esperaban, los ministros han decidido no dar ese mensaje de unidad y dejarlo en un comunicado en el que se pide que cada Estado miembro afronte la situación como sus autoridades nacionales puedan. Se ha dejado el mensaje tranquilizador a los mercados en manos de Centeno, que ha tratado de lanzar consignas haciendo referencia al «whatever it takes» de Mario Draghi en 2012, pero sin la convicción ni el respaldo de medidas concretas. Una simple y vaga frase al final del comunicado hace una referencia a posibles medidas coordinadas en el futuro.
Lo que hay por ahora son los programas anunciados, como por ejemplo el fondo de 37.000 millones propuesto por la Comisión Europea, así como un compromiso con la relajación de las normas fiscales, también de las reglas de ayuda de Estado, el uso de los márgenes no ejecutados del presupuesto europeo y seguir trabajando en una profundización de la Unión Económica y Monetaria que, en realidad, lleva mucho tiempo en el congelador.
La Eurozona es tan fuerte como el más débil de sus miembros, y por eso en Bruselas se pedía al Eurogrupo que asumiera la responsabilidad y se comprometiera con los instrumentos que están en la caja de herramientas para enfrentarse a esta situación, en especial el MEDE, así como que el Banco Central Europeo (BCE), que cometió un error muy caro la semana pasada al mandar un mensaje contrario al de garantizar que sigue dispuesto a usar OMT, reafirmara su compromiso con todos los instrumentos de los que cuenta.
Tampoco se ha anunciado un mayor rol para Banco Europeo de Inversiones (BEI), como podría haber sido la creación de un fondo común, y tampoco se ha mostrado compromiso con medidas como las pedidas por España de un reaseguro de desempleo europeo.
La sensación es de que toca esperar. El Eurogrupo es consciente de la situación grave que se vive y de la dificultad que entraña la gestión del ‘shock’ económico, pero no como siempre la prudencia es la reina de Bruselas. No tocaba hoy, o al menos eso han decidido unos ministros de Finanzas que han celebrado la reunión con el freno de mano echado.
Fuente: ElConfidencial.com