El Gobierno en funciones trabaja en la puesta en marcha de un ambicioso proyecto para cambiar toda la fiscalidad del automóvil. En principio debería ser una buena noticia porque es lo que lleva años pidiendo el sector del automóvil. Pero además es que es un concepto bastante lógico: el que contamina paga.
Antes de la llegada de esta gran revolución de la electrificación del automóvil, el sector ya pedía de manera repetitiva que había que cambiar la fiscalidad. En este momento, en España se pagan cuatro tipos de impuestos diferentes con respecto al automóvil: dos son los impuestos a la compra, el IVA como cualquier otro bien, y un segundo impuesto, el de Matriculación, en el que se aplican cuatro etapas diferentes en función del nivel de emisiones del vehículo.
Los menos contaminantes, incluidos los de 0 emisiones, están exentos, pero los más potentes pueden llegar al 14,75% del precio sin impuestos. Mientras que el IVA es a nivel nacional, en el caso del impuesto de Matriculación va dirigido a las comunidades autónomas.
A estos dos impuestos se suman el IVTM (también conocido como impuesto de circulación) que cobran los ayuntamientos y tiene un carácter anual. Y el cuarto impuesto directo sobre el automóvil es el de los carburantes. Más del 50% de cada euro que gastamos en gasolina o gasóleo va directamente a Hacienda.
España es un país diferente, está claro. Tenemos una de las gasolinas más caras antes de impuestos de toda la Unión Europea y sin embargo estamos también entre los países que menos impuestos directos aplican a los carburantes, siempre dentro de la UE. El resultado es que pagamos unos carburantes solo ligeramente más baratos o con precios similares, pero recaudamos muchos menos que nuestros vecinos. Sin embargo tenemos un Impuesto de Matriculación que ninguno de los países importantes de Europa tiene.
Un ciudadano alemán, por ejemplo, paga menos impuestos para comprar un coche, pero luego paga más por la gasolina que consume cada día. Invertir en un coche nuevo que consume menos resulta rentable para los alemanes y además los ciudadanos se acostumbran a usar menos el coche porque los combustibles tienen más impuestos. Pero cuando quieren, pueden disfrutar de un coche bastante nuevo, seguro y poco contaminante. Y el mismo caso es el de Francia, Italia, Holanda, Bélgica o Reino Unido.
En España es diferente, aquí se pagan carburantes algo más baratos, en proporción, pero la adquisición de un vehículo es más cara. En el caso de un Mercedes GLC 200 de gasolina de acceso a la gama, por poner un ejemplo, se paga de impuestos a la compra el 30,75% del precio de venta (21% de IVA + 9,75% de Matriculación). Ese mismo coche en Alemania «solo» paga un 19%, correspondiente al IVA.
Por eso, desde hace años el sector de automoción en España pide que se rebajen los impuestos a la compra, se elimine el de Matriculación y a cambio se aumente el de los carburantes. Con ello aumentarían las ventas de coches y se reduciría la edad del parque, uno de los problemas graves que tiene España en estos momentos, tanto por seguridad como por el nivel de contaminación.
Más impuestos
Ahora el Gobierno está trabajando para cambiar la fiscalidad del automóvil. Pero no creo que sea una buena noticia, porque no va en línea con lo que siempre ha demandado el sector: el mismo nivel de ingresos por impuestos, pero cambiar las partidas, que recaude menos por la compra de un coche nuevo y más por su uso. Es lo que hacen los demás países de nuestro entorno.
Para el Gobierno, todavía en funciones, el único objetivo es, primero, llegar a formar un gobierno más o menos estable al precio que sea y, una vez logrado, empezar a aplicar sus reformas, pero sobre un punto de partida: subir los impuestos a todos. Por ello, ese lema de el que contamina paga que se utiliza en Europa y que parece funcionar, en España será el que contamina paga todavía más. ¿O acaso piensan rebajar los impuestos a los coches eléctricos que no contaminan e invertir algo más que palabras en las infraestructuras necesarias para que la integración del vehículo cero emisiones sea pronto una realidad?
Fuente: Confidencial.com