Una de las proclamas más machaconamente repetidas por Unidas Podemos a lo largo de la campaña electoral es que las grandes empresas españolas tributan a un tipo efectivo de apenas el 7% sobre sus beneficios, mientras que las pequeñas empresas o los trabajadores están obligados a abonar unos tipos impositivos cercanos al 20% de sus ingresos netos.
Así, también cabe suponer que una de las principales exigencias que los morados incluyen dentro de esa apelación a la “justicia fiscal” que figura dentro del decálogo de coalición de gobierno con el PSOE es la de incrementar los gravámenes que pesan sobre las grandes empresas para que su tipo efectivo se acerque al del resto de la sociedad.
Ayer, la Agencia Tributaria dio apariencia de credibilidad a esta recurrente reclamación de Podemos: en tanto este organismo publicó su estadística de ‘Cuentas anuales consolidadas del Impuesto sobre Sociedades’ correspondientes al año 2017 y en ella ciertamente aparece que las ‘grandes’ empresas apenas soportan un tipo impositivo sobre sus beneficios contables del 7,7%, mientras que las pequeñas compañías abonan uno del 18,37%. ¿Cómo no exigir a estas megacorporaciones que al menos aporten tanto al fisco como sus párvulas pares? Sucede que, como ya hemos explicado en otras ocasiones, la cifra de que las ‘grandes’ empresas apenas soportan un tipo efectivo del 7,7% es errónea por dos razones.
Primero, la Agencia Tributaria categoriza como beneficios generados en España a los dividendos que cobran las empresas nacionales con cargo a sus beneficios obtenidos en el extranjero… pero al mismo tiempo no tiene en cuenta los impuestos que estas compañías ya han abonado en el extranjero. Segundo, la Agencia define “beneficios” como “beneficios no consolidados”, esto es, no tiene en cuenta las pérdidas devengadas por las distintas sociedades que pueden integrar un ‘holding’.
Así pues, imaginemos una empresa con tres sociedades dependientes: una opera en España y gana 100, otra opera en España y pierde 70 y la tercera opera en el extranjero y gana 20. Si ese ‘holding’ paga el 25% de sus ganancias en impuestos tanto dentro de España como en el extranjero, habrá abonado 7,5 (25% de 100 menos 70) y 5 en el extranjero (25% de 20), sobre unas ganancias netas de 50. Pero, de acuerdo con la Agencia Tributaria, habrá abonado 7,5 sobre unas ganancias de 120, esto es, un tipo efectivo del 6,25% (la Agencia no toma en consideración la base negativa de -70 y no reconoce los impuestos pagados en el extranjero).
En este sentido, basta con que observemos las cuentas de pérdidas y ganancias de las compañías del Ibex 35 (una muestra bastante representativa de las ‘grandes empresas’ españolas) para comprobar, una vez más, que la tributación de las grandes empresas está muy lejos de ese 7,7%. En particular, las ganancias totales conseguidas por el Ibex 35 (excluyendo ArcelorMittal) fueron de 56.300 millones de euros y sobre ellos se abonaron unos tributos de 11.700 millones, esto es, del 20,8% (en 2016, por cierto, el tipo impositivo medio fue del 26,5%).
Por consiguiente, no es verdad que las grandes empresas españolas paguen un tipo efectivo del 7,7%: una vez medimos adecuadamente el dinero que ganan y los impuestos que abonan, esta ratio se ubica por encima del 20% y, por tanto, también por encima del tipo efectivo de las pymes. Pero nada de ello evitará que PSOE y Podemos sigan utilizando esta estadística grotescamente manipulada para justificar su próximo sablazo impositivo contra las empresas. Más impuestos sobre las corporaciones: menor inversión empresarial y menores salarios.
Fuente: ElConfidencial.com