El hundimiento de los tipos de interés tiene, sobre todo, ganadores, pero también perdedores. En particular, la Hacienda pública, que ha visto cómo en los últimos años, desde aquellas proféticas palabras de Mario Draghi (“el BCE está dispuesto a hacer todo lo necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente”), se han desplomado los ingresos por intereses en cuentas bancarias. Evidentemente, la otra cara de la moneda es el ahorro que supone para el sector público la menor remuneración de la deuda pública o los mayores ingresos derivados del impulso a la actividad económica.
En concreto, la recaudación ha pasado desde los 3.258 millones ingresados en 2012 apenas a 363 millones el año pasado. Es decir, un descenso de nada menos que 2.895 millones en solo cinco años. La diferencia es todavía mayor si se tiene en cuenta que, en relación al año 2008, la merma de ingresos equivale a nada menos que 3.641 millones.
Para hacerse una idea de lo que representa esa cantidad, hay que tener en cuenta que equivale a tres veces lo que recauda el Estado a través de los impuestos especiales que gravan el consumo de alcohol y cerveza (1.154 millones). O algo más de la mitad de lo que ingresa Hacienda por las labores del tabaco (6.628 millones).
Las cifras aparecen en el informe anual de recaudación de la Agencia Tributaria y reflejan con nitidez la pérdida de ingresos por rentas de capital. En especial, las procedentes de capital mobiliario. Si en 2008 las rentas sujetas a retención alcanzaron los 53.160 millones, el año pasado la cantidad se había desplomado hasta los 22.600 millones.
El desplome afecta tanto a las rentas procedentes de dividendos como a los intereses de cuentas bancarias, pese a que los tipos efectivos de retención han pasado en la última década del 16,6% como media al 18,79%. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la rentabilidad media de los depósitos bancarios ha caído hasta el 0,16%, muy por debajo del 1,80% que se registraba en 2008. Precisamente por la caída de las rentabilidades producida por la política monetaria ultra expansiva del Banco Central Europeo (BCE).
Como recuerda la propia Agencia Tributaria, no hay que olvidar que el principal activo de los hogares son los depósitos en cuentas bancarias, y que los intereses ligados a los mismos “han quedado reducidos a una cantidad marginal”, tanto por la reducción prácticamente a cero de las remuneraciones como por la huida hacia otros activos con mayor rentabilidad.
Hacienda, sin embargo, ha podido compensar la caída de los ingresos por el fuerte aumento que se ha registrado en los últimos años en las ganancias patrimoniales, las llamadas plusvalías, que aunque siguen muy lejos de los niveles precrisis, prácticamente se han duplicado en los últimos cuatro años. Se ha pasado, en concreto, de los 7.794 millones en 2013 a los 15.800 millones del año pasado, muy por debajo de los 42.439 millones que se registraron en 2006.
Trabajo vs. capital
Las rentas del capital, en cualquier caso, tienen un efecto muy limitado en relación a las rentas de los hogares. Representan, en concreto, apenas el 8,2% de las rentas brutas de las familias (otro 90% son rentas del trabajo y el resto, de naturaleza empresarial).
Eso explica que, por coherencia, el peso de las rentas del capital respecto de la recaudación global de Hacienda sea muy limitado. En concreto, de los 76.046 millones que recaudó la Agencia Tributaria el año pasado por el IRPF, el 86% son rentas del trabajo —el impuesto sobre la renta es, en realidad, un tributo que pagan los asalariados—, y apenas el 5,5% procede de rentas del capital, que incluyen las retenciones por capital mobiliario, los arrendamientos y los fondos de inversión.
Lo más reseñable en los últimos 15 años, como sostienen los técnicos que han elaborado el informe de la Agencia Tributaria, es el aumento de la importancia de las rentas procedentes de arrendamientos y el descenso, por el contrario, de las rentas de capital mobiliario. Las retenciones por alquileres, en concreto, han supuesto para Hacienda el año pasado una recaudación equivalente a 2.539 millones, lo que representa el primer incremento en los últimos años (3,4%). De esa cantidad, hogares y sociedades se reparten prácticamente al 50% los pagos a Hacienda.
Fuente: ElConfidencial.com