Montero gravará más a banca y empresas, pero premiará a las que fomenten la igualdad.
El Ministerio de Hacienda prepara ya los mimbres de los Presupuestos de 2019 que contendrán un aumento del techo de gasto, sobre todo social, soportado por una amalgama de impuestos que elevarán la presión fiscal a las empresas: desde el cacareado tributo a la banca pasando por el gravamen especial a la economía digital que empezó a preparar el Gobierno Rajoy y acabando por un aumento fiscal a las grandes empresas y a productos contaminantes. Así lo confirmó ayer la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien también avanzó que estudia deducciones para las empresas que fomenten la igualdad entre hombres y mujeres y descartó subir el IRPF.
«Se trata justamente de que estos ingresos permitan recuperar parte del gasto social que se ha perdido con motivo de la crisis» aseguró durante una entrevista en la Cadena Ser, para añadir que el techo de gasto «tiene que incrementarse». Ello rompería años de moderación del gasto en las cuentas: en 2018 subió por primera vez en cuatro años con un alza del 1,3%, menor al crecimiento del PIB nominal, por lo que seguía diluyendo el desembolso público en el tamaño de la economía. Los ministerios tienen hasta el 9 de julio para remitir a Hacienda sus previsiones de gasto para las cuentas.
Esta mayor alegría del desembolso entraría en vigor en pleno año electoral de autonómicas, municipales y europeas y preelectoral si se cumple el desiderátum del Ejecutivo de agotar la legislatura y convocar comicios generales para 2020.
Para sustentar el mayor gasto y cuadrar el déficit la llegada de los nuevos impuestos es inminente. «Tenemos que tramitarlos ya», apuntó Montero para que «la entrada en vigor sea lo más próxima posible al año que viene». Al ser de nueva creación los gravámenes a la banca y a las tecnológicas, no pueden ir incluidos en los Presupuestos de 2019 y deberán pasar por las Cortes en forma de proyecto ley, lo que genera dudas sobre su tramitación ante la debilidad parlamentaria del Gobierno y la necesidad de cosechar amplios apoyos en la Cámara Baja.
La primera figura de nueva creación será la de la banca. El PSOE en su programa desgranaba que pretendía dos nuevos impuestos con un recargo en Sociedades del 8% para ingresar 870 millones y otro para que tributen las transacciones financieras e ingresar más de mil. Pero la idea final que aprobará el Gobierno puede no parecerse a estos anuncios del PSOE. «Queremos que sea comprensivo, progresivo», abundó Montero, que añadió que el tributo será «finalista» para pagar las pensiones. Todo está abierto.
También se debería tramitar en forma de proyecto de ley el impuesto a la economía digital, que suscita mayores apoyos. El Gobierno Rajoy ya quería que fuera un impuesto indirecto, como el IVA, que gravara las ventas de anuncios online, la intermediación de plataformas digitales y a las plataformas que utilicen datos generados por usuarios. PP y Cs introdujeron una enmienda en las cuentas para que el impuesto fuera al Congreso de los Diputados en un plazo de tres meses a contar desde ayer: en octubre a lo más tardar deberá pasar por las Cortes.
Críticas de asesores fiscales
Pero el más arduo de configurar tanto por apoyos políticos como a nivel técnico es el de fijar un tipo mínimo de tributación en Sociedades de «en torno al 15%», para que las empresas que pagan este umbral «no se puedan aplicar deducciones» y así no puedan tributar menos de este mínimo sobre «su cuenta de resultados». El Ministerio también estudia otras opciones como limitar los créditos fiscales a los que se acogen las grandes empresas, sobre todo bancos, o a la compensación de bases imponibles negativas, apuntan desde Hacienda. Todo está en el aire y la opción más cercana es la del tipo mínimo sobre el resultado contable, una opción que ha acarreado duras críticas de los asesores fiscales.
«Esta medida afectaría a las filiales del Ibex que repartían dividendos a sus matrices españolas y están exentos de tributar porque ya pagan impuestos en el país de origen», alerta Ramón Palacín, socio responsable de Fiscalidad Internacional de E&Y Abogados, quien advierte que esos dividendos ya pagan Sociedades en los países en los que se generan y hacerles tributar de nuevo podría provocar que las empresas dejaran de repatriar dividendos del exterior.
El presidente de la Asociación Española de Asesores Fiscales, José Ignacio Alemany, alerta de que «la Constitución dicta que los impuestos se deben aplicar sobre la capacidad económica de las empresas, que viene determinada por la base imponible, no por el resultado contable». Este último no tiene en cuenta exenciones y demás deducciones que no tributan.
En palabras de Montero, una «arquitectura de deducciones» reducen los impuestos que paga la gran empresa por debajo de su nivel teórico. Según el resultado contable las grandes empresas pagaron un 7,3% de sus beneficios en 2015, lejos del tipo nominal de entonces, pero si se toma la base imponible, el tipo efectivo fue del 19,8%. El principal agujero es la compensación de bases imponibles negativas –pérdidas– que las grandes empresas tuvieron durante la crisis, otra palanca que está en estudio. «Si una empresa pierde 100 en un año y gana 100 el siguiente no puedes hacer que tribute, está a cero. Hay países que si un año pierdes cien y otro ganas 100 incluso te devuelven», destaca Alemany.
El resto del menú de impuestos que maneja Hacienda pasa por un aumento de la fiscalidad medioambiental para equiparar a España con la UE: si nuestro país ingresa un 1,85% del PIB la media continental es del 2,36%.
Donde no habrá subidas es en el Impuesto sobre la Renta. «No vamos a subir el IRPF», sentenció Montero. Y añadió que el Gobierno premiará a las empresas que fomenten la igualdad a través de «deducciones en los términos en que las empresas tengan una política de igualdad efectiva que permita una real conciliación y la incorporación de las mujeres a posiciones de responsabilidad que es el gran gap del sector empresarial». Las líneas de la nueva tributación están trazadas.
Fuente: Abc.es