La escasez de mano de obra ha animado al Gobierno del liberal Rasmussen a plantear esta propuesta.
Altos impuestos, amplios beneficios sociales. Esta ha sido la ecuación que ha guiado el devenir de la actual Dinamarca que ahora podría tener escasez de empleados cualificados debido al endurecimiento de su postura contra la inmigración. La rica Dinamarca –su PIB per cápita figura entre los más altos del mundo y sus desigualdades sociales son pequeñas– lo es en parte porque la tributación danesa es la más alta del mundo (46,6% en 2015 según la OCDE –en contraste con Estados Unidos: 26%, o Alemania: 36%), algo que está cambiando con la entrada del Ejecutivo liberal de Lars Løkke Rasmussen.
Tras casi 4 años al frente del Gobierno, la primera ministra socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt convocó elecciones generales para el 18 de junio 2015, esperando ser reelegida señalando en su campaña que había conseguido sacar a Dinamarca de la crisis. El país fue golpeado con fuerza por la crisis financiera del 2009 debido a su alto grado de apertura al comercio internacional y a la financiación de su economía. A pesar de los buenos resultados económicos de este país escandinavo, las urnas arrojaron un resultado favorable a una coalición de centroderecha, liderado por el líder del partido Liberal y nuevo primer ministro Rasmussen.
Rasmussen y su ministro de Finanzas Kristian Jensen han diseñado una receta para mejorar su economía –nada muy novedoso viniendo de dos liberales–: reducir impuestos durante 5 años seguidos para incentivar al empleo. La bajada impositiva sobre los salarios, la compra de autos, los servicios públicos y las pensiones busca «hacer más atractiva» la idea de trabajar para mantener el crecimiento frente a la amenaza de una posible falta de mano de obra. Se trata de incrementar el «salario de reserva», que es aquella remuneración por encima de la cual al individuo le compensa trabajar y por debajo del cual dicha persona no está dispuesta a participar en el mercado de trabajo.
Con la receta anunciada por Jensen se espera que para el 2025 reduzca los ingresos fiscales en 23.000 millones coronas danesas cada año: «Con esta propuesta damos cuenta de una serie de desafíos. Aumentamos los beneficios de conseguir un trabajo, hacemos atractiva la idea de pasar más tiempo trabajando y aseguramos que tenga sentido ahorrar para la jubilación», ha explicado Jensen. La merma de ingresos públicos sería compensada, según Jensen, con un aumento de la recaudación por el IVA ligado al consumo, el cual esperan que crezca rechazando reducir el gasto público o los servicios sociales.
Con todo, el tripartito –liberales, ultraliberales y conservadores– de Rasmussen y Jensen necesita 90 escaños en el Folketing, el parlamento danés, por lo que precisa del apoyo de los populares del PPD, que se oponen por principios a recortar impuestos a las personas con altos ingresos pero tampoco están dispuestos a abrir el país a la inmigración. Jensen les ha respondido que Dinamarca necesita de forma urgente nuevos trabajadores que permitan al país seguir registrando tasas de crecimiento superiores al 2%. «Está claro que el objetivo de Copenhague ahora mismo es atraer mano de obra cualificada a Dinamarca», ha comentado Jensen a propósito de la inmigración.
Rassmusen llegó a Copenhague gobernando con un programa liberal que ha retomado desde octubre con el tripartito y que incluye además de reducciones fiscales: la contención del gasto público con un incremento de má- ximo +0.3 % anual –insuficiente para mantener el Estado de Bienestar–, congelación del impuesto sobre el terreno, nuevas inversiones en Defensa, mantenimiento del control fronterizo, un análisis crítico de los convenios internacionales, en particular la Convención Europea de Derechos Humanos y la privatización de algunas empresas públicas como la cadena Tv2. Dinamarca se resiste sin embargo a una bajada de impuestos: «Podríamos aumentar fácilmente la mano de obra en Dinamarca reduciendo los impuestos, pero a los votantes no les entusiasma esa política.
Dinamarca es peculiar en el sentido de que los recortes de impuestos no son necesariamente populares», ha sostenido el ministro de Finanzas. Algunos países de alrededor han logrado unas tasas de empleo y de actividad superiores a las de Dinamarca: Suecia, Islandia y Suiza cuentan con una tasa de actividad que supera el 80%, mientras que la de Dinamarca se queda en el 79,5%. En el caso de Suiza, el tipo marginal del Impuesto sobre las Personas Físicas (IRPF) es del 40%, mientras que en Islandia es del 46%. Sin embargo, en Suecia este tipo es del 61%, a pesar de lo cual la tasa de actividad es del 81,7%. En Dinamarca el tipo marginal del IRPF es del 55,8% uno de los más elevados del mundo.
Fuente: Abc.es