En esos cinco años, el peso de los ingresos fiscales sobre el PIB subió 2,7 puntos en España, frente a los 2,5 puntos que se incrementó entre 2008 y 2018.

La presión fiscal, el peso que los ingresos tributarios tienen sobre el PIB, descendió tímidamente en 2023 en el conjunto de los países de la OCDE, hasta situarse en el 33,9%, una décima menos que en 2022 y la segunda caída consecutiva, según datos publicados ayer por el club de las economías desarrolladas.

Lo hizo en un contexto de avance económico y de despliegue de medidas de alivio por parte de los gobiernos para mitigar el impacto de los coletazos de la crisis inflacionista sobre el poder adquisitivo de hogares y empresas. España no fue una excepción. La presión fiscal en nuestro país se redujo en tres décimas el año pasado, hasta situarse en el 37,3% del PIB, encadenando también dos años a la baja, aunque en su caso este descenso tuvo mucho que ver con el fuerte crecimiento de la economía en 2022 y, en menor medida, en 2023 (un 6,2% y un 2,7%, respectivamente), lo que adelgazó el peso relativo de los ingresos públicos sobre el PIB, ya que la recaudación tributaria batió récords esos dos años a lomos del shock inflacionista y de la rotunda negativa del Gobierno a deflactar la tarifa del IRPF.

De hecho, si se analiza la evolución de los datos en los últimos años, estos revelan que España es uno de los países de la OCDE que más ha elevado la presión fiscal, que en 2023, pese a reducirse en mayor proporción que en el resto de países de la Organización (tres décimas frente a una), seguía estando 3,4 puntos porcentuales por encima del promedio de las 36 economías analizadas.

Un acelerón que ha sido especialmente significativo desde el aterrizaje de Pedro Sánchez en La Moncloa. Entre 2018 y 2023, el peso de los ingresos fiscales sobre el PIB pasó del 34,6% al 37,3%; esto es, aumentó en 2,7 puntos, mientras que entre 2008 y 2018, lo hizo en 2,5 puntos, al pasar del 32,1% del PIB al 34,6%, de acuerdo con los datos de la OCDE.

Tendencia al alza
En otras palabras, en los cinco primeros años de Gobierno de Sánchez la presión fiscal en España creció más que en toda la década anterior, una tendencia que, además, se ha agudizado en 2024 pese a la carencia de Presupuestos (las Cuentas están prorrogadas). En un informe publicado el pasado lunes, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) vaticinaba que España cerrará este año con una presión fiscal superior al 39%, ascenso que irá a más en 2025 tras la reforma fiscal aprobada ayer in extremis en el Congreso y que engordará en varios miles de millones anuales la recaudación del Estado. Un nuevo hachazo fiscal que se suma a las 81 subidas de impuestos y cotizaciones acometidas por Sánchez desde que llegó al Gobierno en 2018, cuyo impacto supera los 14.625 millones de euros, según un reciente estudio del Instituto Juan de Mariana.

En 2023, de los 36 países de la OCDE de los que se disponen datos, España fue el décimotercero con la presión fiscal más elevada, por delante de economías como Islandia, Portugal, Reino Unido o Canadá. El país desarrollado con mayor presión impositiva fue Francia, donde el peso de la recaudación sobre el PIB fue del 43,8%, pese a haber bajado dos puntos sobre 2022. El segundo en el ránking fue Dinamarca, con un 43,4%, y el tercero Italia, con un 42,8%. Por contra, México fue el país con la menor presión fiscal: apenas un 17,7%.

Fuente: Expansión